Tras el minimalismo trágico de su predecesor, “Unfamiliar Minds”, gestado durante la pandemia, la multinstrumentista y compositora prende una vela por medio de un nuevo álbum que hace de su habitual escenario de envolvente y profunda naturaleza un entorno más apacible. Allí, arropada en esta ocasión prioritariamente por la guitarra en detrimento de su habitual predilección por las teclas del piano, sigue observando la realidad a través del imaginario que le proporciona la naturaleza para tejer su onírico escenario. La tradición del pop, el rock o el folk, encuentran en manos de Elena Setién una vestimenta siempre dispuesta a exhibir dichos ritmos con inquietud artística y aspiraciones existenciales. Hablar con ella supone desgranar un subyugante álbum y desvelar ciertas rutas de su atractivo recorrido.
Parte importante de este disco surge de tu colaboración con el batería de Wilco, Glenn Kotche, ¿qué encontraste en sus piezas personales que te llamó la atención?
Me parecieron patrones muy robustos rítmicamente. Estructuras que funcionaban perfectamente como esqueletos esenciales para canciones. Yo ya tenía algunos temas hechos para los que Glenn Kotche después grabó baterías y percusiones, mientras que sus ritmos de la serie "One Beat a Week" me inspiraron de cara a escribir otras de las composiciones.
Además, el piano ha perdido fuerza frente a la guitarra, una decisión que has comentado viene provocada por el descubrimiento que te hizo Steve Gunn de la música de Bridget St. John, ¿qué supuso ese hallazgo?
Por una parte tenía ganas de probar, considero que la guitarra es más, por decirlo así, "porosa", permitiendo más espacio para que la voz respire. En las canciones de Bridget St. John, esa sensación de espacio para la voz me hizo sentir una tranquilidad musical a la cual quise acercarme. Son conceptos que han dado una identidad diferente a este disco. Tal vez se trata de un paso que necesitaba dar a nivel conceptual.
“Todo lo que he aprendido y asimilado a lo largo de tantos años en la música sigue ahí de alguna manera”
Precisamente muchas de las canciones están sujetas por una pulsación “fingerpicking”, ¿hiciste algún ejercicio previo de escuchar a músicos ilustres en esa materia?
Durante toda mi infancia escuché a mi madre estudiar la guitarra. Cuando yo tenía unos ochos años, terminó la carrera de guitarra clásica y todo ese aprendizaje del que fui espectadora me caló muy hondo en mi vivencia musical. Ponerme a tocar usando esa técnica fue un proceso natural para mí.
Incluso un tema como “Coloured Lizards” parece que tu guitarra evoca ritmos brasileños...
¡Eso se trataba de un juego! Y fue gracias a través de los ritmos de Glenn que me fui acercando a esos ambientes más del sur y menos escandinavos.
En general diría que éste es un disco más luminoso. Venías de un álbum creado en plena pandemia, “Unfamiliar Minds”, muy lúgubre y perturbador, ¿sientes que este nuevo trabajo es el reverso de su predecesor?
Plácida me siento pocas veces.... Tal vez por eso en mis canciones busco esa tranquilidad. Pero es muy probable, porque este disco es una respuesta al momento en el que fue creado, lo mismo que sucedía con "Unfamiliar Minds", que surgió de la pandemia. Por el contrario "Moonlit Reveries" lleva ese nuevo optimismo que podemos empezar a sentir.
Tu voz adquiere muchas entonaciones en el disco, desde la claridad de “Hard Heart “, difuminada en “Surfacing” o impetuosa en “Asking”. ¿Adaptas la manera de cantar al ambiente musical de cada canción?
Sí, y creo que en este disco me he permitido poder hacer eso con mayor profundidad. Las voces las grabé en mi estudio de casa y en ese sentido tuve mucho tiempo para lograr precisamente esa sensación de diversidad que comentas.
Tu música resulta hipnótica y evocadora, pero tus textos también juegan con esa simbología ensoñadora, ¿es una forma de interpretar o escapar de la realidad?
Son tal vez mi forma personal de digerir la realidad, a veces evadiéndome, otras interpretándola simplemente o incluso buscando respuestas para entender un poco de la complejidad y las capas profundas que podemos ir percibiendo.
Hay en todos tus textos una alta presencia de metáforas medioambientales, ¿ves en la naturaleza y sus representaciones una fuente de inspiración musical?
Totalmente. De hecho, he regresado hace poco de las Islas Feroe, donde he tocado en un festival de jazz con Mikel Azpiroz y Karlos Arancegui, y allí me di cuenta que la naturaleza de las Islas lograba que mis canciones cobrasen incluso más sentido.
En una canción como “Losing Control” te refieres a tomar el riesgo de probar, aunque se falle, de perder el control, ¿es una declaración de principios musical y vital?
Desde luego. Es tan fácil caer en la rutina en todos los ámbitos que está bien recordarse a sí misma que perdiendo el control y realizando fallos podemos llegar a lugares inesperados que guardan cosas muy interesantes y valiosas.
“Utilizar la guitarra permite más espacio para que la voz respire”
El tema más particular y hasta cierto punto vanguardista es “Pintado II”, donde tomas como base el tema “Pintado”, de On Fillmore, para interpretar sobre él, ¿cómo surgió esa idea?
Al ir escuchando la discográfica de Glenn llegué a ese tema y me entraron ganas de grabar una voz. Y la voz que ha quedado reflejada en el disco es la primera toma que grabé improvisando. A veces las cosas surgen así... Perdiendo el control.
Eres una compositora que te has criado con la música clásica y has trabajado en el jazz y la improvisación, ¿crees que a día de hoy todo eso sigue filtrándose de alguna manera en tus canciones?
Todo lo que he aprendido y asimilado a lo largo de tantos años en la música sigue ahí de alguna manera. Según la época, se manifestará en primer o segundo plano o simplemente como reminiscencia o poso, pero indudablemente siempre está ahí.
Sigues siendo reclamada en algunos festivales de jazz, pero no es habitual verte en aquellos más generalistas, ¿crees que la propia naturaleza de estos dejan marginadas a propuestas tan heterodoxas como la tuya?
Sí creo que hay zonas musicales que están fuera del foco de los festivales generalistas, pero lo que he ido viendo en mi trayectoria es que la música siempre va encontrando su camino, su casa, su público... Esto es una carrera de fondo y la paciencia es nuestra mejor aliada.
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