Lunes, 4 de diciembre de 2023, cinco de la tarde. Es un día duro para Izaro (Mallabia, 1993). Ha comenzado la jornada desde la audición (a las diez de la mañana) del nuevo disco para los periodistas, para enpalmar después con la rueda de prensa en el mismo lugar donde se celebrará el programa de actividades de este día: El edificio de Tabakalera de Donostia. Dedicará la tarde a conceder entrevistas a los medios de comunicación. Mondo Sonoro debía estar ahí, y conseguimos arrancarle nada menos que tres cuartos de hora de su precioso tiempo. A las 17:45 dejamos paso al siguiente. Después, hacia las ocho de la tarde, se proyectarán en la sala de cine del mismo edificio los doce videoclips (ocho de ellos inéditos) del nuevo disco, uno por canción.
La rueda de prensa ha sido bastante breve y los periodistas han incidido mucho en la puesta en escena que conllevará la inminente gira. No es para menos, porque sus directos (a tenor de lo que hemos podido ver en los videoclips) van a dar un vuelco conceptual. Creemos que se está preparando a fondo para lograrlo y para cooordinarse con los bailarines de manera que, sin dejar de cantar, las presentaciones en directo sean una experiencia con grandes dosis de espectáculo. Cuatro días más tarde de esta entrevista, el día 8, se publicaron oficialmente tanto el disco como los ocho videoclips inéditos que quedaban por presentar. Doce videoclips en total que intentan contar una historia a la vez que escuchas el disco: un videodisco de los de antaño adaptado a los nuevos tiempos.
No hay tiempo que perder: apretamos el botón de REC para exprimir al máximo nuestro tiempo e intentar completar el cuestionario sin meter todas las preguntas con calzador. Esperemos haberlo logrado. Los videocliops que ya han sido publicados son Zero, Iparraldera, X eta besteak y Campamento base. Junto con los ocho restantes forman un todo. “Para mí el concepto es que hemos grabado un videoclip para el disco. Es verdad que no están todas las canciones enteras, porque yo quería que durara treinta minutos. Por eso alguna ha quedado un poco más corta”.
El disco se cierra a lo grande con “Todas las horas que quedan”, interpretada nada menos que con la orquesta de Bratislava. Antes, en época de pandemia, ya lo había hecho con la orquesta de Euskadi. “Pensar a lo grande y soñar a lo grande” decía Izaro en su documental “Limoiari eztia”, guionizada y co-dirigida por ella junto a Ander Merino Etxebeste. Llenar el Velódromo (crónica aquí), ser la primera mujer en hacerlo, también la primera solista vasca (masculina o femenina) en lograrlo... El documental al que nos hemos referido es como una terapia abierta (reseña aquí). Es más, el mismo documental ha sido parte del proceso de su terapia. Algo que culmina en el mencionado concierto del Velódromo. Eso de estar en el escaparate, ser famosa... tiene su desgaste, y es precisamente en torno a ese concepto donde se desarrolla la trama.
También llegaste a la conclusión de que tu vida sin la música también es plena.
Sí, que tiene sentido.
Antes quizás pensabas que sin la música no podrías vivir.
Eso es, que no podría vivir sin la música como oficio.
Sobre las nuevas canciones, son en parte una vuelta a “Eason”, quizás debido a esas atmósferas tan envolventes.
Eso es. Son más azules.
No quiero decir que en “Limones en invierno” no hubiera ese tipo de atmósferas, que las había, pero ahora el sonido global sigue ese esquema más profundamente.
Para mí, como van en colores, es verdad que “Eason” era como un disco azul, con un poco de morado, como una Aurora Boreal, que es también para mí el sonido “Cerodecero”.
Y el amarillo lo has dejado.
Eso es.
Excepto en “Limoiondo”.
Eso es, pero es ámbar.
Es una canción muy delicada, desnuda.
Queríamos que fuera así, como sutil.
Tu timbre de voz siempre ha sido muy personal. Es escucharte tres segundos y te reconoce todo el mundo. Eso es un dato objetivo. Quiere decir que ya solo por eso tienes un distintivo. Siguiendo con esas atmósferas a lo “Eason”, está la intro “Zero”, “Aguacero” e “Iparraldera”, que irían en esa onda. Luego entraría la parte electrónica, que son tres temas seguidos: “X eta besteak”, “Campamento base” e “Ixildu”. Sin ser un entendido en ese tipo de sonidos, está claro que esas piezas son bailables. Sin embargo, no se te ha ido la mano en ningún momento. Está todo bien medido y han quedado unos temas muy potentes, con mucha fuerza.
He intentado acudir a diferentes sonidos míos, pero todo es Izarofriendly, en plan cómo sonaría la electrónica a mi manera. Que sea real. Me ha ayudado mucho mi banda: Iker Lauroba (guitarra), Garazi Esnaola (teclados), Julen Barandiaran (bajo) y David Gorospe (batería). Es una gozada la batería de David en “Iparraldean”, por ejemplo. Grabamos en Zestoa en el estudio de Eñaut Gaztañaga. Eñaut sí que programó mucho en “X eta besteak”. Porque yo le decía: “Eñaut, quiero esto” y él lo conseguía. Yo venía con las zapatillas puestas de casa, cuando voy a su estudio es como si ya me quedara a vivir allí”.
En ese estudio (Gaztain, de Zestoa) fue donde encontraste tu sonido, justamente con el disco “Eason”. Eñaut en vez de crearte un sonido te estudia...
...y saca el mío.
“Cuánto das, cuánto recibes, cuanto puedes guardar para tí. Izaro es una figura que también pertenece a la vida real. Es una parte de mí”
Saca lo mejor de cada artista. Pero en ese estilo concreto, es especialista.
Para mí es especialista también en entender mi cerebro, y el de todos los que pasan, porque fíjate cuantos discos hace.
Y de estilos distintos.
Muy diferentes. Y yo me siento como si solo hubiera trabajado conmigo. Eñaut te da esa exclusividad, hace que te sientas importante. Sabe escuchar. Para mí eso es lo importante. No tiene un ego que le hace que su trabajo vaya por encima del tuyo. Te escucha y realmente lo que él quiere es que lo que tú tienes en la cabeza suene lo mejor posible. Siempre lo grabo todo allí (nota: exceptuando el primer disco). Y si me piden colaboraciones siempre intento grabar allí.
Como en casa, entonces.
Eso es. Para mí es súper importante encontrar un sitio donde puedes... yo por ejemplo con Eñaut puedo cantar en libertad y me siento como si estuviera cantando sola.
Parece que el disco está pensado por partes: las atmósmeras envolventes de la primera fase, después la trilogía electrónica. “edzddh” está en medio.
Eso es, es como un puentecito.
Y ahí es cuando levantas la voz, subes el tono. Lo haces con una facilidad... no es habitual en tí, no abusas de eso. Pero se ve el recurso, y se agradece la garra.
Es verdad que este disco me ha sacado la rabia, la garra. Y estoy a gusto porque de repente he encontrado un sonido contundente.
Por ejemplo, y salvando las distancias, en el primer disco “Zingirak” era muy poderosa. Con el tiempo se ha convertido en una rareza de tu discografía. Aquel tema era tremendo en los conciertos. Después del primer disco pensaba: “Por dónde irá Izaro?”, porque tiene tantas...
Tantas puertas.
Y aquella fue una puerta que por el momento se ha quedado ahí; sin embargo, ahora has sacado la garra. Me imagino el próximo disco y no sé por dónde vas a ir.
(Risas)
Tampoco sé en qué idioma lo vas a hacer. Esta vez ha un sido 7/5 a favor del euskera frente al castellano, y ha desaparecido el inglés. El anterior disco (obviando “Limones de oro” por sus colaboraciones) tenía solo tres en euskera. Tenía mis temores porque te estabas haciendo cada vez más famosa...
Es verdad que me gusta tener todo bajo control, pero a la hora de crear soy completamente libre. No estoy pensando en qué idioma puede funcionar más, en qué canción puede funcionar mejor. Yo tengo una necesidad de escribir una cosa y lo hago tal y como me sale. Y luego a veces es más fácil llevarlo al mercado y otras veces es más difícil, pero es que... ¿qué voy a hacer? Hago lo que me pida el cuerpo.
Lo que pasa que en inglés te salía muy natural. Será que los jóvenes domináis más ese idioma...
Yo he escuchado mucha música en inglés, también veo muchas series y reality shows. Estudié en California un curso de la carrera. Me gusta como idioma.
Eso fue antes del primer disco.
Sí. Pero es verdad que ahora a veces el cuerpo me pide usar idiomas con los que me pueda desenvolver mucho mejor: el euskera y el castellano.
Yo creo que cuando un artista canta en su idioma... Tu idioma es el euskera, y yo creo que es algo que se nota.
Sí.
Pero tienes varias puertas abiertas.
Sí, y además, yo lo que intento siempre es comunicarme, y entonces todos los caminos que tenga para hacerlo, si puedo usarlos, los uso. Como el cuerpo, bailar... todo lo que puedo hacer para comunicarme, lo hago.
Hablemos de “edzddh”. Ahí hay un coro masculino. Es muy raro, porque quitando “Limones de oro”, que eran colaboraciones, masculinas y femeninas, pero un coro masculino... es la primera vez. ¿quién es?
Janus Lester (Jokin Pinatxo). Yo sabía que necesitaba una voz oscura, como un bosque; y pensé: tengo que decírselo ya a Janus Lester, porque tiene una voz, así como... de kobazulo (nota: cueva). Y entonces le dije: Vienes y te grabas unos coros, unos ambientes de fondo aquí para que yo pueda hacer mis gritos, ¡a loco! (se ríe). Se grabó treinta pistas. Si lo escuchas con los auriculares, es una pasada.
De la trilogóa electrónica, destacar la fortaleza que tiene “Campamento base”, y también la fuerza de tu voz. Pero está dosificada, se ve que no quieres abusar.
Mi padre siempre decía que la fuerza sin control no sirve de nada.
Se agradece esa fuerza.
Sí, yo también lo agradezco. Ahora que he llegado a estar cómoda en ese registro, me apetece cantar en directo con esa fuerza.
Esos temas van a ir en directo, seguro.
Sí, sí, sí. Como un trueno.
Va a ser un punto de inflexión en los conciertos.
Creo que sí, será muy emocionante.
“Ixildu mese” no llega al minuto y medio, igual que “Campamento base” no llega a los dos minutos y medio. Sin embargo, en poco tiempo consigues decir mucho y con pocos recursos. En cierto sentido es minimalista, pero ¿para qué meter más, y para qué alargar un tema cuando queda tan potente?
Una vez escuché a Rosalía hablar de como producía y decía que para hacer “Motomami” lo que hizo fue imaginarse cada canción como un cuerpo e intentar averiguar cuál era su espina vertebral: Qué podemos quitarle y que se siga manteniendo y qué es lo que no se le puede quitar. Intentar encontrar qué es lo que sostiene la canción y solo dejar eso. Me pareció súper interesante, y entonces yo también pensé: vale, vamos a construir la canción. Ya está construida. Vamos a empezar a quitar cosas. ¿Cuánto puedo quitar, y que no se caiga?
“Para mí el set list está organizado en una montaña. Es como una expedición de alta montaña, como mi proceso terapéutico”
Después de este subidón bajas un poco y llegan los medios tiempos y las baladas... Habría que matizar, por supuesto, pero por ejemplo en “El mundo no es un buen lugar” eres tú sola ante el peligro.
Totalmente. Es casi una nana.
“Limoiondo” es tremenda.
Para mí el set list está organizado en una montaña. Es como una expedición a la alta montaña, como mi proceso terapéutico: ha sido subir un monte y bajarlo.
Proceso que queda bien reflejado en el documental.
Eso es. El documental fue un prólogo a este disco. Lo hice a la par.
Y a su vez el documental era un prólogo del concierto del Velódromo.
Eso es. El documental iba a ser sobre el concierto del Velódromo, pero yo ya estaba a la par en este trabajo.
Estabas componiendo.
Sí, y también estaba ya trabajando con mi psicóloga aspectos como la exposición que conlleva la fama... Para mí era importante elegir qué cosas no cuento, qué cosas me guardo. Ese es mi aprendizaje. Por eso es tan importante poder medirlo, poder producirlo, poder editarlo y tener el control de las cosas que salen.
En el guión has tenido bastante que ver. Es más, lo has escrito tú. Y la dirección ha corrido entre tú y Ander. Te has implicado muchísimo. No solo eres compositora, cantante, bailarina, tu propia discográfica... ahora también directora y guionista.
Para mí es importante tener el control de lo que sale de tí. Yo siempre le digo a la gente que está empezando a hacer algo que va a tener que ver algo con la exposición: “te estás construyendo una casa, todo el mundo te está diciendo cómo construírtela, pero constrúyetela de la manera que tú quieras porque vas a tener que vivir dentro. Y al final la vida es un poco eso, tienes que construir tu vida porque la vas a vivir tú.
A veces el tejado se viene abajo.
Quizás porque las columnas las ha elegido otra persona.
“Udara, udara” es más baladística o de medio tiempo. Hay tres voces o ya me dirás cuantas hay...
Hay muchas, muchas.
El undécimo y penúltimo tema es “Las llaves de tu casa”. Después digamos de una intro de un minuto, empieza la fiesta y sube la intensidad. Piano, guitarra, percusión... Es como “La felicidad” del disco “Eason”: el tema festivo.
Para mí es una fiesta, tal cual.
Para cerrar el disco, “Todas las horas que quedan”.
Es como una reflexión del disco entero, del viaje entero. Subes la montaña. Reflexionas. “El mundo no es un buen lugar” y “Limoiondo” son como la reflexión de arriba. Y luego cuando bajas y te curas, “Udara, udara”, “Las llaves de tu casa” y “Todas las horas que quedan”, y dice: “todas las horas que quedan van a pasar”. Es inevitable. Para mí es como la canción de la sanación, de decir: es que la vida en realidad no tiene sentido. Estamos aquí por millones de casualidades. Si todas las horas que quedan van a pasar igualmente, quieras tú o no quieras va a pasar la vida. Es como intentar no perder nunca la perspectiva y poder aprovechar las horas que nos quedan, porque es una suerte tenerlas. Cuando lo asimilas te libera un poco. A mí me libera. Si la vida no tiene sentido y no tengo tampoco demasiada presión para hacer que tenga un sentido, voy a disfrutarla.
En “La felicidad” bailaste y se te veía suelta. ¿Ensayaste mucho?
No ensayé, eh. Pero es que bailo mucho.
Ahora sí que ensayas, porque esto ya es...
Hay una coreografía cerrada y es un nivel ya...
El videoclip ese en el que estás en una habitación blanca, “x eta besteak”. ¿Está hecho en una sola toma?
No. Pero nosotros hacíamos la coreografía entera. Veinte veces, imagínate. ¡Un calor! Ya estábamos asfixiados por dentro, porque es verdad que bailar cansa mucho. Para mí es todo un reto, estoy preparándome también físicamente. Va a haber una persona que me entrene, porque cantar y bailar a la vez es una cosa loca. Beyoncé, Jennifer López y esta gente son atletas.
Pero, ¿pueden hacerlo bien?
Sí, sí, lo hacen bien. ¿Sabes como entrenan? Corren. Entrenan de mil maneras, pero corren en una cinta y cantan a la vez, hasta que tu cuerpo naturaliza esos dos movimientos. No se te nota en la voz que estás corriendo.
¿Y no hay trampa?
No hay trampa.
“Estoy a gusto porque he encontrado un sonido contundente”
La gira va a ser muy exigente.
Sí. Y me apetece hacerlo ahora porque me veo capaz. He pensado: si lo vas a hacer alguna vez, este es el momento. (nota: Izaro está a punto de cumplir los treinta).
¿Habrá un segundo volumen de “Hankapuntetan I”?
Yo creo que algún día saldrá. La diversión, esa es la cajita de la diversión.
Hay cosas bonitas, curiosas, ¿verdad? La versión bossa-nova de “Paradise”, “Deabrua” etc. Y “Errefuxiatuarena” fue un momento importante. El dúo y el videoclip con Mikel Urdangarin...
Sí. Fue un “boom”.
He visto las fechas de la gira. En Euskadi, aparte de las cuatro capitales del sur, en Iparralde tienes dos. Y también en España tres y una en Catalunya. En Barcelona tocarás nada menos que en el Apolo. En España ya es otra cosa, pero esa es tu apuesta.
Claro, totalmente. Hay como ciertas barreras invisibles. Hay cosas extrañas. Parece que no, pero sí. Pero la verdad es que estoy contenta con la acogida, también con la acogida que me dan los videos.
¿Cómo fue la anterior gira?
Giramos muchísimo por el Estado. Por ejemplo, en Cáceres disfruté como una niña. Vigo... hay ciudades que no te esperas que vaya a pasar, y de repente te encuentras un público maravilloso y un ambiente... y la gente cantando, y dices “uau”. A mí eso me emociona un montón.
Te conocerían por “Limones en invierno” seguramente. A partir de ese disco, quiero decir.
La mayoría... mira, yo fui a preguntar. ¿Como me conocéis? Por curiosidad. La mayoría de la gente me conoce por Radio 3. Si yo cantara solamente en castellano seguramente sería más fácil para mí promocionarme en el Estado. Obviamente los idiomas son un límite si no los entiendes, pero son también la llave para entrar en una persona. Quiero decir, es más limitado no hablarle a alguien en su idioma que cantarle a alguien en un idioma que no sabe. Es peor no cantarle a una persona vasca en euskera que cantarle a uno de Cáceres en castellano. Al final yo no puedo dividir mi identidad, yo no la puedo esquivar.
¿Como te sentirías si cantaras todo un disco en castellano?
No sería yo.
Vamos con “Limones de oro”: la lista de invitadoses era tremenda.
Yo aluciné.
Pedro Pastor, Zahara, Amaral, Xoel López, Rozalén... Podrías haber ido por ahí en todo el disco, pero ahí estaban Eñaut Elorrieta, Gartxot, Mikel Urdangarin, Cris de Belako, Eñaut Gaztañaga. ¿Los invitados vascos eran un guiño a tus raíces o también es para mantener los pies en el suelo?
Es mi realidad. No es algo medido ni calculado, es auténticamente mi realidad. No existe uno sin el otro. Amaral cantó en euskera, para mí fue un regalazo.
Amaral estuvo genial en el concierto. No todos fueron al concierto del Velódromo, pero unos cuantos sí.
Fue maravilloso. Para mí... yo me he sentido súper arropada en “Limones de oro”, por ejemplo. Me he sentido súper querida por toda esa gente que admiro.
Hay una letra a la que le he dado bastantes vueltas: “Delirios”. Está dedicada a Donosti.
Realmente la canción está escrita por Donosti. Yo en ese momento sufría de desamor. Ya estaba viviendo aquí en Donostia, me había independizado. Entonces, yo caminaba dramáticamente por la ciudad, como en mis asuntos. Me inspira muchísimo Donosti. Yo voy mirando los edificios, cómo se mueven los árboles, y pensaba: si la ciudad estuviera viva, y estuviera viéndome a mí pasear... cómo le contaría Donostia a Bilbo, por ejemplo: “pues en mi ciudad vive una chica, Izaro”, ¿qué le cantaría de mí Donostia? Y eso es “Delirios”.
Habla por tí. Bueno, tú hablas por Donostia.
Eso es, y Donosti le cuenta cosas a cualquier otra ciudad, por ejemplo sobre Izaro. O sea, cómo habla la ciudad de la gente que vive dentro suya. Por eso es en plan: “paseaba”. Ella paseaba por las calles... Era la ciudad hablando de mí.
Y cuando dices “una ciudad vestida de azul la puede hacer más feliz que tú”...
Yo en ese momento estaba con el corazón roto. Entonces la ciudad le cantaba a la persona que me rompió el corazón, le decía: “Ay, ésta ciudad vestida de azul la puede hacer más feliz que tú”. Es raro pillarle la perspectiva porque es como... ¿quién está hablando? Pues está hablando la ciudad, y le estaba hablando a la persona que me ha roto el corazón y le está diciendo: “márchate ya que ya la cuido yo”.
“Paradise” fue tu primera canción. Actualmente en youtube tiene más de 300.000 visitas. Otras canciones tienen más por supuesto, pero aquello fue importante.
Marcó mucho.. para mí de repente fue como ¡ostras! ¡Parece que hay un interés en algo que pueda hacer yo!
Me acuerdo de la primera vez que te vi, aparte del concurso en Arretxinaga. Fue en la sala Uhagon de Markina-Xemein, en febrero de 2015. Todavía no habías sacado el primer disco y teloneaste a Jon Gurrutxaga. Cantaste por ejemplo “Noviembre”, “Paradise”, “Hainbeste”...
¡Qué tiempos aquellos!
Y de Ella Fitzgerald tocaste por lo menos tres. “Summertime”, “Puttin’ on the ritz” y “Night and day”. En “Puttin’ on the ritz” dejaste la guitarra, te pusiste de pie, y la cantaste entera con los ojos cerrados.
¿Fue así? Me encanta Ella Fitzgerald.
Era flipante, una chica tan joven cantando a Ella Fitzgerald...
Yo, si pudiera ir a algún concierto que ya no puedo ir, elegiría uno de Ella, segurísimo. La gente que la vio en directo ¡me da una envidia! Qué maravilla.
Volviste a la misma sala justo dos años después. Ya habías sacado el primer disco y “Hankapuntetan” estaría todavía en el horno. Eras la estrella principal y no hubo teloneros. Al final del concierto os pusisteis todos de pie y cantásteis una canción a capella con un baile. No sé si sería “Deabrua”...
Sí, era esa seguro.
Quedó como una performance...
Tántrica.
La colaboración Mikel Urdangarin fue un paso decisivo. Otro más. Siempre has seguido una trayectoria ascendente. Ha sido bastante rápido y aquel fue un gran paso. Después, la colaboración con Gatibu, “Aske maite, aske bizi”. Tampoco me olvido del disco “Ur berri, urte berri”.
Ahhh, el de navidades! De Bixente Martínez. Fue curioso.
Sí, porque era un disco navideño pero era...
De canciones antiguas vascas.
Sí, pero no eran villancicos, era muy alternativo. Herri xumea, eran los pobres los que cantaban, y ahí cantaste nada menos que tres canciones. Y el directo que se hizo solo uno me parece en el Victoria Eugenia y otro en Getxo, con todos aquellos invitados: Natxo de Felipe, Maite Larburu... ahí ya habías sacado “Eason”.
Yo estaba más como asentada, no?
Eres tu propia discográfica. ¿Eso ha sido siempre así?
Sí, y yo me autoproduzco siempre sola. Mi sello es Izaro. Para mí ha sido importante autogestionarme todo. Es un trabajo duro. Yo me hice mi empresa con 25 años, para poder sacar todo mi trabajo. La distribuidora es Altafonte. Y BMB es mi editorial de derechos de autora.
¿Solo editas tus trabajos?
Sí que me gustaría en un futuro poder editar a otras personas, me encantaría, pero de momento no puedo.
Supongo que a alguien que acaba de empezar.
Me gustaría poder ayudar a gente que está como empezando, con cosas que he ido yo aprendiendo, si puedo facilitarle el trabajo a alguien. Para un futuro, no lo descarto.
La pregunta chunga. Rosalía. “Izaro quiere ser la nueva Rosalía”.
Realmente es imposible. Al final, es una cosa que se hace solo con chicas jóvenes que tienen éxito. Siempre se las compara entre ellas. A ellos no, porque hay sitio para todos. Pero en nuestro caso, no hay sitio para todas. Hay sitio como para una o dos.
O sea, si ven a una chica joven que está triunfando, o quiere triunfar, y ese tipo de estilo...
Rosalía y yo nos parecemos en muchas cosas, yo creo que sobre todo más en la forma de liderar nuestros proyectos que artísticamente. Quizás nos parezcamos más físicamente incluso, eso me lo han dicho más de una vez por el pico del labio; yo creo quizás que nos parecemos más en el garbo que en lo que hacemos artísticamente. Pero a la gente le da por comparar todo el rato. Para mí la comparación es un halago, porque yo la admiro, pero es verdad que siempre con las chicas se hace eso: chica que triunfa, bi gehi bi lau (nota: dos más dos, cuatro). Total, ojalá lo digan tantas veces que al final Rosalía venga a mí.
La grabadora marca los 45 minutos y es momento de dar por finalizada la entrevista. Nos da tiempo a sacarnos una foto y desearle suerte. A punto de cerrar este artículo, nos llega la noticia de que ha entrado directamente al número cuatro de las listas de venta españolas, por delante de Taylor Swift o Bad Bunny, y ha agotado ya las primeras 7.000 entradas de la nueva gira que empezará el 2 de enero. Por lo tanto, quienes no hayan adquirido las entradas de quedarán con las ganas de verla en el Palacio Euskalduna de Bilbao, en Kursaal de Donostia (dos sesiones) y en el Printzipal Antzokia de Gasteiz. Habrá más fechas, por supuesto, pero aconsejamos comprar los tickets cuanto antes, que vuelan.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.