Cualquier producto artístico de una mínima complejidad y, por supuesto, cualquier obra de ficción interesante admite varias lecturas. Un ejemplo de esto puede ser “Victorian Psycho” de Virginia Feito, una autora española que escribe en inglés y que ha conquistado el mercado estadounidense.
Su primera novela, “La señora March”, arrasó por sorpresa; que “Victorian Psycho” no lo hiciera sería lo sorprendente, en tanto que se trata de uno de los libros más esperados de la temporada y viene precedido de una potente campaña de marketing. Hasta el punto de que, incluso antes de que llegara a las librerías, se habían vendidos los derechos para su adaptación al cine, y ya suena el nombre de Margaret Qualley, que después de “La sustancia”, parece la actriz a la que reclama Hollywood cuando necesitan a una intérprete capaz de asumir un rol perturbador.
Y Winifred Notty, la protagonista de “Victorian Psycho” es muy, pero que muy perturbadora. Al principio del libro, Winifred llega a una mansión victoriana, Ensor House, la residencia de la familia Pound. El objetivo es que eduque a los pequeños de la casa, un par de niños repelentes y mimados, Drusilla y Andrew. Sin embargo, a las pocas líneas nos damos cuenta de que los Pounds no podrían haber elegido peor.
Digamos que Winifred podría definirse como el resultado de cruzar el ADN literario de Jane Eyre, Mary Poppins, la anónima narradora de “Otra vuelta de tuerca” y otras tantas institutrices de la literatura gótica y decimonónica con el Patrick Bateman de Bret Easton Ellis, el obvio modelo de la autora, al que rinde homenaje en su mismo título. Como él, se trata de alguien que nos cuenta en primera persona una historia en la que cometen un buen número de actos perversos y atroces… pero no estamos demasiado seguros de que debamos creerlos. De hecho, parece que, en bastantes ocasiones, sufren alucinaciones.
Si tomamos en serio lo que sucede a lo largo de la novela -desde que nuestra protagonista empieza a relacionarse con los distintos miembros de la familia Pound hasta la espeluznante explosión de gore del final-, esta no se sostiene. El motivo es que Winifred es un personaje tan pasado de rosca que resulta imposible creer que alguien se haya avenido a admitirla en su hogar por propia voluntad, incluso a mantenerla como empleada. Desde esa perspectiva, nos hallamos ante un libro fallido. Pero sospecho que Feito no pretende que tomemos del todo en serio a su exagerada y un tanto inverosímil protagonista, igual que nadie toma del todo en serio a Jason Voorhees o a Freddy Kruger. La autora ha creado un monstruo pulp, una criatura digna de un slasher. Y, cuando disfrutas de un buen slasher, tienes que aceptar ciertas convenciones, como, por ejemplo, que las posibles víctimas actúen del modo menos adecuado para sus intereses, incluida su supervivencia.
Leída como una novela de género pulp y desvergonzada, cargada de humor negro y, a menudo, paródica, “Victorian Psycho”, tiene muchas virtudes. Es inmensamente entretenida, no muy larga y se burla con acidez de todos los horrores que se escondían tras la fachada de la alta sociedad victoriana, del desprecio por las clases bajas y la ínfima condición de la mujer a la frenología, pasando por su religiosidad hipócrita. No es un ejemplo de gran literatura, pero ojalá todos los bestsellers de moda fueran tan divertidos.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.