Existe cierta discusión entre los fans y los estudiosos de la historia del cómic norteamericano sobre de quién es la auténtica autoría y creación de gran parte del panteón superheroico de Marvel entre 1961 y 1967, una cosmogonía popular que actualmente factura millones de dólares gracias a sus franquicias audiovisuales. Podríamos llamarlo discusión o podríamos llamarlo guerra abierta sin cuartel. Por un lado, están los que creen que las ideas fueron únicamente de Stan Lee, el guionista que trabajó para Timely, después Marvel, desde principios de los años cuarenta hasta finales del siglo XX. Algunos piensan que las creaciones míticas de principios de los sesenta se hicieron a medias entre Lee y los dibujantes Jack Kirby (Cuatro Fantásticos, Iron Man, Hulk) y Steve Ditko (Spiderman y Doctor Extraño), principalmente. Luego están los que afirman que el argumento y gran parte de la historia surgían de la imaginación de Kirby y Ditko para que luego Lee pusiera floridos diálogos y cajas de textos que sobreexplicaban toda la acción de manera bastante tediosa para un lector actual (en la época era bastante innovador). También están los que creen que Lee no inventó realmente nada más allá de su propia figura de vendedor. ¿Cuál es la verdad? Nadie lo sabe a ciencia cierta y, realmente, nunca lo sabremos. Los tres protagonistas están fallecidos y sus explicaciones solo se pueden rastrear a través de sus entrevistas cuando estaban vivos y los comentarios de sus amigos y colaboradores. Lo que está bastante documentado es que, realmente, Lee dejaba mano libre a Kirby y Ditko para crear todo el cómic a partir de un par de ideas y, luego, él ponía sus diálogos. A otros dibujantes, menos genios en la creación y la composición, les explicaba la acción haciendo posturas muy emocionado en las oficinas de Marvel, como han apuntado muchos colaboradores de Marvel de los sesenta. La verdad es que se pueden contar con las manos de dos muñones las veces que Lee escribió un guion para un cómic de la época gloriosa de Marvel, dos de Los Cuatro Fantásticos, de los que Kirby dijo que los había escrito después porque él no vio nunca ningún guión de Lee en la época. También hace falta discernir quién creó de verdad esos personajes, algo que Lee siempre mantuvo como cien por cien creación suya, como el caso de Los Cuatro Fantásticos.
El periodista Abraham Riesman ha intentado poner luz y taquígrafos o luz en la oscuridad a la larga y documentada vida de Stanley Martin Lieber (1922-1918), más conocido como Stan Lee. El propio autor se inspiró en uno de los mejores libros sobre la historia del cómic norteamericano: “Marvel Cómics: La historia jamás contada” de Sean Howe. Al ver como la historia de la creación del universo Marvel iba mutando según el propio Lee, decidió escribir un artículo largo sobre el director editorial y rey de los cameos de Marvel que terminó convirtiéndose en libro. Como si fuera un investigador privado, Riesman ha tenido que enfrentarse a casi un siglo de historia del cómic y a una auténtica red de mentiras y medias verdades que Lee creó a lo largo de toda su vida cuando sus criaturas comenzaron a tener éxito mediático. Para ello, nada mejor que enfrentarse a las propias palabras de Lee a lo largo del tiempo, en el que se demuestra que ya mentía descaradamente en las dos autobiografías que publicó en vida. También enfrenta a Kirby a sus propias contradicciones a lo largo de la historia, como que, realmente, nunca desembarcó en Normandía el día D (llegó dos semanas tarde) y cambió las versiones de cómo se crearon esos superhéroes a lo largo del tiempo. Tampoco hay que creerse al pie de la letra a los dos grandes defensores del legado de Lee y Kirby, Roy Thomas por un lado y Mark Evarnier por el otro, pues el cariño y el amor a estos dos artistas tan importantes en su carrera en el mundo del cómic parece estar reñido con los hechos en más de una ocasión. Thomas ha escrito un largo artículo contra el libro de Riesman, por cierto, pero también tenemos que recordar que es el autor de uno de esos libros gordos de Taschen supercaros titulado “The Stan Lee Story” publicado en junio de 2022. ¿Conflicto de intereses? Por supuesto.
La realidad es que la vida de Stan Lee no aguanta una sesión de verificación de hechos periodística. Así de simple. Fracasó en todos sus negocios editoriales para huir del mundo de los cómics, trabajo que siempre encontró denigrante hasta que comenzó a ver dinero. Su época de esplendor como guionista abarca menos de una década, la de los sesenta, hasta que muchos autores que trabajaban con él dejaron de crear personajes nuevos porque no veían beneficios. Como compañero de trabajo y jefe era una persona cordial que inspiró a toda una generación de creadores de tebeos que trabajaron en las oficinas de Marvel (quizá, su mejor invención), pero a la hora de defender a los autores frente a la empresa siempre estuvo del lado de la empresa cosa que provocó las iras de Kirby o Ditko. Éste último fue bastante listo y se marchó muy pronto de la compañía de Martin Goodman, el tío de Lee.
La mayoría de la época Marvel de Lee ya estaba muy bien documentada en “Marvel Cómics: La historia jamás contada”, pero es importante acercarse a “Verdadero creyente: Auge y caída de Stan Lee” para conocer los primeros años de vida de Lee y cómo mentía sobre algunos datos de su propia biografía. También es importante el acceso que Riesman ha tenido a la documentación privada de Lee como sus cuadernos de ideas editoriales repletas de plagios al Playboy de Hugh Hefner demasiado bochornosos para tenerlos en cuenta. Pero lo que hace única a esta biografía es el retrato pormenorizado de la vida empresarial de Lee después de estar desvinculado de Marvel a finales de los noventa con la creación de dos empresas, Stan Lee Media y POW! Entertainment, que cotizaron en bolsa y fueron dirigidas por empresarios de dudosa moral que acabaron siendo llevados a los tribunales por diversos problemas fiscales y estafa. Lee acabó librándose de todas las acusaciones con su papel de viejecito encantador que no se enteraba mucho de nada. También relata la penosa vida personal que tuvo el editor tras la muerte de su esposa Joan, con noventas años, siendo mangoneado por su hija, los amigos de ésta y personajes negrísimos que no hubieran desentonado en una película de timadores de ancianos como “I Care A Lot” (20). Dos años que, según las propias grabaciones que pudo escuchar el mismo Riesman, fueron un auténtico infierno para el viejo editor. Una auténtica pena leer esa parte del libro comulgues mucho o no con la figura de Lee.
Un buen resumen de “Verdadero creyente: Auge y caída de Stan Lee” es el que hace el hermano pequeño de Lee Larry Lieber, guionista de Marvel, parafraseando a “El hombre que mató a Liberty Valance” de John Ford, al despedirse de Riesman en su última entrevista: “Cuando la leyenda se convierte en un hecho, imprime la leyenda”.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.