2024 ha sido el año del tsunami swiftie. Creo que ningún músico ha protagonizado más artículos en nuestra prensa que ella, con ocasión de la gira que la trajo un par de noches a Madrid en mayo. Hay hasta una exposición en su honor en el Espacio Soho de la capital, hasta mitad de enero. Y tampoco nadie ha generado más libros en castellano en los últimos doce meses. Con este, cuento hasta cinco, y seguramente me deje alguno en el tintero porque es casi imposible llegar a todos: "The Eras Book. Un recorrido por la música de Taylor Swift", de Necko Vidal; "Taylor Swift. Un diario swiftie", de Laia López y Marcos Bueno; "El Taylor-verso: La vida de Taylor Swift a través de sus letras", de Satu Hameenaho-Fox, y el estupendo ensayo "Fenómeno Taylor Swift", de Yeray S. Iborra, del que ya dimos buena cuenta aquí mismo. Un atracón, ante el que cabría preguntarnos si hay hueco para otra visión.
Pues sí, la hay, porque este libro obedece primordialmente a la suya. La suya propia, de primera mano: es decir, extractos de entrevistas en medios, declaraciones, comunicados, comentarios en redes y toda clase de pronunciamientos en público por parte de la artista de Pensilvania: una antología muy bien seleccionada que nos depara una visión completa de sus opiniones sobre su forma de pensar, componer y encarar la vida, sobre la industria musical, sobre la amistad y el amor, sobre su posicionamiento político, sobre el feminismo y el racismo y sobre prácticamente cualquier cuestión que os podáis imaginar. La edición original corrió a cargo de Helena Hunt hace cuatro años ("Taylor Swift. In Her Own Words", en 2019), y ha sido adaptada al castellano, introducida y actualizada a 2024 por la critica de arte valenciana Marisol Salanova, con traducción de Íñigo García Ureta, en un volumen de 250 páginas que se leen con fluidez, como una sucesión de breves pensamientos en voz alta, en cuyo orden influyen tanto la cronología como la temática.
Lo que más me gusta son las pistas claras que nos da acerca de sus principales referentes (Faith Hill, Shania Twain, Tim McGraw, Garth Brooks o el “You’re so Vain” de Carly Simon como su canción favorita), la forma en la que confiesa reciclar sus inseguridades y debilidades en provecho propio – a través de las canciones, pero no solo – y la naturalidad con que se expresa, esa cercanía tan rara de ver en estrellas de su dimensión, y que es una de las claves de su éxito. Honesta y sincera, en ningún momento oculta que trata de ser lo más comercial posible: llega a decir que le gustaría escribir algo tan pegadizo que hasta sus enemigos no puedan evitar sacárselo de la cabeza.
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