Haría falta un extenso artículo completo para situar correctamente a Wu Ming en el mapa pero, haciéndolo de manera muy resumida, diremos que se trata de un colectivo de artistas italianos relacionados directamente con la cultura contestataria y la guerrilla de la comunicación, cuyo más destacado campo de desarrollo (aunque no el único) ha sido hasta ahora la literatura. Sus obras no son sesudos tratados de política o filosofía, sino narrativa de fácil acceso y lectura ágil con la que, de manera subrepticia, dinamitar las bases del sistema al tiempo que entretienen. Sus identidades, aunque no necesariamente secretas, sí son obviadas en pro de una imagen colectiva basada en el anonimato y la ausencia del culto a la persona. Así ha sido desde sus inicios a mediados de la década de los noventa bajo el pseudónimo de Luther Blissett, y así ha seguido siendo con el nombre de Wu Ming.
“Proletkult” es el nuevo artefacto narrativo del ahora cuarteto (antes fueron cinco). En él, la supuesta hija alienígena de un revolucionario bolchevique llega a Rusia para buscar a su padre y llevarlo de vuelta a Nacun, su planeta de origen enteramente regido por el socialismo. De este modo, juegan con diferentes estilos para ofrecer un compendio de literatura política, pseudo-thriller e importantes dosis de ciencia-ficción con los que borrar los límites entre historia y fantasía. Máximo Gorki, Aleksándr Bogdáno o el mismísimo Lenin son solo algunos de los protagonistas del relato, personajes reales con vidas de novela que entrecruzan pasajes históricos con ficción.
La trama crece en intensidad con el pasar de las páginas, con ecos de Stanislaw Lem o Mircea Cartarescu, de “Los invisibles” de Nanni Balestrini o incluso de “El padrino 2” en una importante escena en una barca. Aquí hay, como bien indica uno de los textos del faldón que cubre el libro en su primera edición, temas que abarcan la revolución, la utopía y, sobre todo, el verdadero precio de la libertad. En sus más de trescientas páginas hay lugar para la diversión y para la reflexión. No se la pierdan.
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