Este es un primer libro que lo parece en el fondo pero no en la forma. Me explico: recopila tal cantidad de datos y reflexiones que evidencian que es fruto del empeño de años y años de trabajo, pero lo plasma con el aplomo de quien sobrepasa los cuarenta tacos (con creces) y no es en absoluto un recién llegado a esto de juntar palabras. Ni mucho menos. El esfuerzo es titánico: ¿es posible resumir treinta años de rock (en sentido amplio) español sin hacer aguas por algún flanco? El madrileño Rubén González demuestra que sí. No recuerdo ningún volumen capaz de desbrozar tantas escenas a la vez y hacerlo con tal conocimiento de causa, sin que se adviertan claramente ciertas costuras. Y con una visión sociológica, comprometida y crítica. En ese sentido, este libro podría ser una estupenda continuación de lo que fue “Rockeros insurgentes, modernos complacientes: un análisis sociológico del rock en la Transición (1975-1985)” (17), de Fernán del Val. Por ejemplo.
Es un exhaustivo repaso a tres décadas de escenas de toda clase y condición, de lo alternativo a lo comercial, de lo underground a lo mainstream, que traza con perspicacia tres líneas divisorias que marcaron un antes y un después: la eclosión indie de 1991, la popularización del rock de Extremoduro en 1996, el triunfo de Vestusta Morla en 2008 y el éxito de Rosalía y C. Tangana alrededor de 2021. Todos marcaron un nuevo paradigma, para bien y para mal. Y como ruido de fondo, sin aminorar nunca su poder de convocatoria, la gran saga del rock urbano en sus múltiples derivaciones. Tan solo la torrencial avalancha de datos, descripciones sinópticas, discos y fechas, que prácticamente no dan respiro al lector, puede añadir cierto fárrago a su digestión, que en todo caso supone la culminación de un trabajazo que conviene tener cerca por su apabullante capacidad de aglutinar información (también opinión) y su asombrosa mesura a la hora de sintetizarla.
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