Estas páginas recogen un soberano ejercicio de periodismo. De los que indagan, investigan, trazan conexiones, desmontan tópicos y extraen conclusiones. De los que ni mucho menos se quedan en la superficie. De los que aúnan erudición y un tono narrativo ameno. Poco importa que te guste Peter Gabriel o que desconozcas su obra. Leer este libro equivale a testar lo poliédrico y ambivalente de su personalidad. Javier de Diego Romero ya había dado muestras de su capacidad para contextualizar –por algo es historiador– social y culturalmente la obra de The Kinks en aquel estupendo “The Kinks. Música, cultura y sociedad” (17), pero aquí riza el rizo y se supera.
Hay momentos en los que uno se compadece del autor por el titánico esfuerzo que le ha debido suponer (ha debido vivir prácticamente bajo su sombra) tal zambullida en la obra y milagros del tipo que fue pionero o precursor de tantas cosas: de la fusión de músicas del mundo con pop, del componente teatral del directo, del arte multimedia, del videoclip como objeto de ambiguo entretenimiento para las masas o incluso del activismo en pro de los derechos humanos. Se da uno cuenta de la trascendencia del personaje leyendo estas más de quinientas páginas, y lo hace disfrutando de un relato que no decae, aplicadísimo en forma (no recuerdo ni una errata, y además hay gotitas de humor) y también en fondo, exprimiendo toda la materia prima.
Reconozco que no he leído ningún libro sobre Peter Gabriel en inglés, con lo que esto que voy a decir puede sonar ventajista, pero creo que esta es una estupenda prueba de que empleando el castellano aún es posible aportar mucho a la ensayística pop, aún ciñéndose a autores foráneos.
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