Los Terranautas

A T.C. Boyle ya lo conocemos de obras previas como “Música Acuática” o “El pequeño salvaje”. No es de los que da puntada sin hilo. Un escritor siempre sobrado de documentación y amante del máximo detalle en sus textos, cosa que quizá se convierte en este caso en el único pero que podemos ponerle a esta obra de jugoso contenido y notable volumen. La cosa, no por recurrente, deja de ser interesante. Y es que aquí nos encontramos con una especie de Gran Hermano, pero científico. Estamos en 1994 y ocho personas se van a encerrar en pleno desierto, bajo una cúpula, para intentar conseguir datos fiables sobre la posibilidad de conseguir vivir fuera de la Biosfera 1, o sea, la Tierra ¿Qué les suena el tema? No me extraña, porque el del Hudson lo que hace con esta “Los Terranautas” es novelar unos hechos reales sucedidos en el desierto de Arizona, donde se crearon dos burbujas de vidrio del tamaño de tres campos de fútbol y donde se desarrollaron dos programas, uno de dos años y otro de seis meses que acabaron como el rosario de la Aurora, con unas instalaciones ahora abandonadas y que se pueden visitar para deleite de los buscadores de aventuras curiosas.

Ya le hemos puesto los contras, pero la novela de Boyle tiene muchos pros, en cambio. No vamos a descubrir ahora su maestría al narrar, utilizando esta vez una técnica, no por conocida menos efectiva: la de ir colocándonos en los pensamientos de los diferentes personajes, sobre todo, de los ocho elegidos para el experimento. Y la cosa funciona de maravilla. Como ya he indicado, solo se enfanga algo el ritmo cuando entramos en determinados tecnicismos que, especialmente, se dan en la primera parte de la obra. Por lo demás, todo está perfectamente resuelto. Y conseguir mantener el interés de lectores durante casi seiscientas páginas no es fácil. Boyle lo hace a base de experiencia. Esa que le permite ir dándonos pequeñas dosis de carnaza para que nunca nos planteemos dejar de leer. Para engancharnos. Publicada en inglés en 2016, “Los Terranautas” nos llega ahora traducida de la mano de Impedimenta para demostrarnos porque este neoyorquino pelirrojo está considerado uno de los grandes de las letras norteamericanas de la actualidad.