En una época en la que todo parece precipitarse a velocidades estratosféricas y en la que apenas queda espacio para degustar (o incluso asimilar) cualquier tipo de novedad –ya sea esta socio-política, tecnológica o cultural–, se agradece extraordinariamente un producto que recuerde que ese ritmo estresante no siempre estuvo ahí. Se trata, en concreto, de ese pequeño gran placer inherente al hecho de echar la vista atrás y rememorar cómo se masticaba todo en aquellos tiempos ya lejanos fechados hace unos cuarenta años. Es, sin duda, uno de los motivos por los que el presente (e imponente) tomo físico se antoja tan apetecible en la práctica.
Henry Carroll repasa en “Los 80. Historia de una década” (Lunwerg, 24) aquel agitado periodo contenido entre 1981 y 1989, recapitulando en cada uno de sus apartados un buen número de los acontecimientos y temáticas asociados a la siempre embaucadora (quizá ahora más que nunca, dadas las circunstancias) década de los ochenta. Tiempos de evoluciones tecnológicas y cambios significativos, por supuesto, pero todavía asumibles en la velocidad de su propio desarrollo y en donde las preferencias analógicas seguían predominando sobre ese mundo digital encabezado por Internet, redes sociales, streaming, algoritmos o teléfonos móviles inteligentes.
Una referencia de gran formato y más de trescientas páginas en la que, en cualquier caso, el autor multifacético Henry Carrol no apuesta vertical ni indiscriminadamente por la nostalgia en forma de argumento, apareciendo esta como consecuencia (inevitable y bien recibida), pero no como principal motivo del mismo. “Los 80. Historia de una década” es más bien una selección en forma de tratado sobre el asunto en cuestión, mayoritariamente visual tras incluir cientos de fotografías (en muchos casos icónicas) con la que ilustrar un buen número de secciones acompañadas de concisos y clarividentes textos al respecto.
El resultado es un constante memorándum, así como un volumen enciclopédico de consulta ágil. También un documento efectivo cuando se trata de rememorar las tendencias estilísticas de años extremos en cuanto a diseño e inspiración se refieren. Desde el apogeo del fitness a las relaciones raciales, pasando por La Movida madrileña, la masculinidad en diferentes acepciones, la guerra fría, el thatcherismo, Wall Street o un feminismo por entonces casi incipiente. Desde el cine a la tecnología, pasando por la televisión, los videojuegos, la música, la moda, la publicidad o la pintura. Un extenso compendio que apunta hacia diferentes puntos del planeta, prensado con la satisfecha intención de dibujar un perfil completo y certero acerca de unos años ochenta tan horteras como entrañables.
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