Clásico de culto de la parroquia indie, “Lena y Karl”, la primera novela de Mo Daviau, parte de una premisa atractiva: una especie de hechizo que sacará a relucir un sueño imposible: viajar en el tiempo para poder ver los conciertos a los que nunca pudiste asistir en vivo. En base a esta fantasía, estamos ante un libro que son varios al mismo tiempo. Por un lado, nos topamos ante un recorrido más que jugoso sobre la memoria musical del underground anglosajón de los años ochenta en adelante. Porque, ¿quién no pagaría tributos por ver a los Galaxie 500 de 1990? Lo mismo se puede decir del resto de un catálogo musical a través del cual Mo Daviau aporta ese plus empático de mostrarnos viñetas que, seguramente, alguna vez han orbitado en nuestra quijotera, como transportarnos a un concierto de Elliott Smith en 2001.
Con esta osamenta narrativa, la autora teje una historia vinculada a una versión plenamente indie de esa generación X exaltada en iconos cinematográficos como “Bocados de realidad” (94). Y lo hace desde un plano más realista y, al mismo tiempo, fantástico. Realista como el personaje timón, Karl, cuyo tránsito por la vida está en punto muerto, hasta que un suceso de fuerza mayor le arrastra a su encuentro con la astrofísica indie Lena. La unión de ambos dispara el flujo vital de un trasiego por diferentes momentos de la vida de Karl, donde su ex y diferentes yos hilan un laberinto que arrastra al lector a una interacción con la lectura ligada a las posibilidades de “Elige tu propia aventura”.
La agilidad de Daviau asfaltando historias sin cerrar deviene en preguntas como: ¿hasta qué punto Karl y Lena son los protagonistas de la historia? Bajo dicha cuestión subyace la intención de convertir al lector en protagonista central de esas excursiones temporales hacia un pasado donde la nostalgia, eje central del discurso, no deviene en tono lastimero, sino en salvavidas y cepo emocional. Todo al mismo tiempo.
Punto y aparte para la capacidad de Daviau a la hora de encontrar las debilidades masculinas de un personaje como Karl y hacerlo tan creíble en su forma de actuar y pensar. Sin duda, una de las tantas razones por las cuales esta novela indie de viajes en el tiempo se merece un hueco de honor entre tus discos de Beat Happening y Bikini Kill.
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