Las campanas del viejo Tokio
LibrosAnna Sherman

Las campanas del viejo Tokio

7 / 10
Tomeu Canyelles — 08-05-2023
Empresa — Capitán Swing

Hay un punto muy concreto de Tokio en el que un rascacielos se levanta junto a un árbol de más de trescientos años; ese violento contraste entre dos mundos opuestos y que podrían pasar desapercibidos para cualquier hijo de vecino han hecho que Anna Sherman –licenciada en estudios de griego y latín, y residente en Japón desde hace más de veinte años– plasme en un extenso ensayo su fascinación por la capital nipona. Ella, occidental en una ciudad poblada por casi catorce millones de personas, reflexiona sobre esos contrastes y sobre la historia de la ciudad que antes fue conocida como Edo.

La disposición y orden de sus pequeños capítulos, precisos como el mecanismo de un reloj, invita a descubrir la relación entre tiempo y espacio a partir de elementos simbólicos tan importantes para la cultura japonesa como las campanas. Sherman nos habla de ellas, omnipresentes a lo largo y ancho del país, y de su relación con espacios concretos: desde prisiones y patíbulos a templos y castillos. La autora también explica de los wadokei, los antiguos relojes japoneses, y de los nuevos sistemas de medición del tiempo que llegaron al país de la mano de los jesuitas. Todo ello, repleto de episodios históricos y jugosas referencias literarias que complacen al experto e interesan al iniciado.

La cercanía del relato en primera persona, su cuidadosa redacción, su estructura libre a veces imprevisible, y su contenido –que, sin escatimar datos, no resulta en absoluto academicista– hacen que la mirada de la autora permita enamorarnos (o reenamorarnos, depende del caso) de una capital magnética y bulliciosa, en la que, como dice “el silencio puede resultar siniestro”. Y si bien su desarrollo obvia muchos aspectos que podrían ser de alto interés, estas doscientas páginas –a las que se añaden centenares de notas complementarias y una bibliografía completísima– resulta una lectura más que recomendable para cualquier persona que sienta un lazo emocional, tan invisible como inexplicable, con la vieja ciudad de Tokio.

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