Historia verdadera de la ruta del bacalao. Extended mix
LibrosMiguel Jiménez Luján

Historia verdadera de la ruta del bacalao. Extended mix

7 / 10
Carlos Pérez de Ziriza — 29-09-2023
Empresa — NPQ Editores

En su mejor época, ni fue ruta ni había bacalao. Y eso fue entre 1980 y 1986. Mucho antes de que el mascachapismo campase a sus anchas, la música y las drogas se devaluasen y la fiesta pasara del interior de los locales a los parkings, hasta convertirse en carnaza sensacionalista. Esa es la tesis, telegráficamente, de este libro, escrito por el veterano promotor y manager valenciano (aunque nacido en Fuentealbilla, Albacete) Miguel Jiménez, quien vivió el auge del entramado de discotecas, pubs, salas de conciertos y locales de ocio de Valencia ciudad y alrededores (en realidad, su relato abarca desde Benidorm hasta Alcossebre) en primera línea. ¿Era necesario otro libro más sobre la ruta, a estas alturas?

El autor es consciente, y así lo asume en el prólogo, de la existencia del pionero "En éxtasi" (2004, traducido al castellano en 2021) de Joan Oleaque, la mejor aproximación sociológica y periodística al fenómeno, y también del esencial "¡Bacalao! Historia oral de la música de baile en Valencia" (2016), de Luis Costa, el mejor relato coral. Incluso puede que también (aunque este es posterior) "No es fácil ser Dios" (2023), de Tony Vidal El Gitano, uno de los DJs emblemáticos de la época (por no hablar de aproximaciones literarias como la del DJ Chimo Bayo o el periodista Carlos Aimeur, ambas publicadas hace unos años). Por eso asume aquí un tono que solo podía ser confesional. En primera persona. Vivencial. Y vehementemente apasionado. No podía ser de otro modo. El título lo dice todo.

Recuerda mucho, en ese sentido, a otro libro que él mismo cita con cariño: "Yo, M. Rock en la Valencia Subterránea, 1980-2000" (2002), del también promotor y manager Manolo Rock. Sobre todo, por el enormemente exhaustivo recuento de nombres acumulados: estas casi 300 páginas son un quién es quién de la noche valenciana durante los años 70, 80 y parte de los 90. DJs, empresarios, músicos, pero también – y ese uno de sus puntos fuertes – diseñadores, fotógrafos, promotores, camareros, escritores o modistos. O el autor tiene una memoria de elefante o ha estado muchos años trabajando en esto. Seguramente ambas cosas. Están todos los que hicieron que Valencia y alrededores fuera epicentro de un modelo de ocio nocturno (con la música anglosajona de extracción new wave en primer plano; lo de la EBM, el happy hardcore o el techno de encefalograma plano vendría después) que fue referencia en toda España. Una eclosión finiquitada, según cuenta, por tres factores: la lógica de las cosas o el camino del exceso, la competencia incompetente y las drogas.

Hay también evocación de recuerdos personales, en ocasiones con un tono que roza lo literario (aunque quizá no lo pretenda), y que en su recuerdo de la juventud llega a combinar belleza con patetismo: el capítulo “Mientras tanto, en Valencia”, pasa de la obnubilación de los primeros amores – muy bien descrita – a las cagaleras ocasionadas por la ingesta indiscriminada de mescalinas. De lo sublime a lo sonrojante. En un plis. Al fin y al cabo, la vida cuando se bebe a sorbos. Sin maquillaje. Sin filtros. Ojo también a la estupenda selección de 135 canciones (ahí se hubiera agradecido una playlist: que cada uno se la haga a su gusto) y a la jugosa galería fotográfica.

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