Gótico botánico

Prosigue la saludable costumbre de Impedimenta de rescatar relatos de terror y misterio bajo una temática común. Así, si en su momento, pudimos disfrutar de títulos tan sobresalientes como “Solsticio siniestro”, “Damas oscuras” o “Maestros del engaño”, hoy toca adentrarnos en una nueva vuelta de tuerca con “Gótico botánico”. En este caso, una nueva delicatessen en la que tanto podemos disfrutar de autores tan reconocidos como Roal Dahl, H.P. Lovecraft o Nathaniel Hawthorne. Eso sí, donde, al igual que en anteriores recopilaciones, radica el mayor interés es en el encuentro con voces menos desconocidas como las de Eli Colter, Zenna Henderson o Maria Moravsky, artesanas de pura cepa en el siempre entretenido cauce pulp terror.

A través de esta línea estilística, seremos atrapados en bosques amenazantes, viviremos el horror a través de plantas vampíricas y toda clase de invención vegetal que aboque a desarrollar nuestros mayores miedos y obsesiones fantasmagóricas.

El hecho de que el nivel general siempre oscile entre el sobresaliente y el notable alto suma puntos a una lectura que recoge capítulos tan potentes como “La guerra de la hiedra”, “La esposa del árbol” o “El jardín de Adompha”.

El resto de tan cuidada siembra literaria añade ramas a un tronco narrativo tremendamente homogéneo donde la variedad de formas a la hora de jugar con el perturbador giro final tiene mucho que ver con la lectura de los cómics de las míticas revistas de terror como Creepy y EC comics. Puntos en común que suman más puntos al cómputo global de una lectura donde, finalmente, el género que sale más beneficiado es el gótico, aquí desarrollado y marcado por la puntería de unas escritoras y escritores enmarcados entre el siglo XIX y XX que no sólo conocen al dedillo los misterios de su oficio, sino que los plasman en escenas abocadas a pegarse en nuestro subconsciente como una de esas enredaderas que pueblan las páginas de una delicia venenosa como “La glicinia gigante”. Y así hasta en un buen puñado de relatos más para encauzar el meridiano perfecto entre Halloween y Navidad.