En el momento –hablamos de 2017– de su edición original en inglés, se dijo que “Vidas. Una biografía oral” era el libro definitivo sobre David Bowie. Pero ya se sabe lo hiperbólicos que podemos ser los periodistas de vez en cuando, exactamente cada vez que se publica un nuevo libro sobre algún gran artista que ha marcado la historia de la música pop o rock. Como respuesta, en algunas ocasiones podemos ser desconfiados. Quizás no haya para tanto, pensamos, ante una de esas hipérboles firmadas por una tercera persona. Solo que, como apunta la sabiduría popular, cuando el río suena agua lleva. Y puedo asegurar –intentando no caer en lo del periodismo hiperbólico– que en este caso hay agua, pero mucha agua que suena.
“Vidas. Una biografía oral” es un extenso libro –prácticamente seiscientas páginas, superadas por Jones únicamente por las setecientas de su historia de los New Romantics– en el que el autor, y responsable de una larga lista de libros musicales, combina sus propios textos –a modo de acotaciones aclaratorias– con una historia oral en toda regla de la vida de David Bowie desde sus inicios hasta el momento de su fallecimiento. Jones aporta mucha información, pero todavía la aportan más todas las declaraciones incluidas en el libro, algunas relacionadas con su trayectoria y otras que nos descubren cómo era David Robert Jones, la persona, tras la estrella del pop y del rock. Entre las últimas, entre mil anécdotas de otros músicos, no puedo dejar de destacar aportaciones de Geoff MacCormack, amigo de Bowie desde los siete años y del que llega a despedirse con su acidez característica con un “Gracias por haber sido mi amigo todos estos años y te echo de menos un montón. Ahora, a cascarla”.
Obviamente, un artista como Bowie trató con infinidad de grandes nombres en vida y da la impresión de que Dylan Jones ha sido capaz de reunirlos a todos –¡aparecen 182 personas en total!– en este libro –que recoge la edición ampliada de 2018, traducida con mano maestra por Óscar Palmer– y lo sorprendente es que, pese a las toneladas de declaraciones, hay muy poca paja. Jones ha sabido cribar de entre estos centenares de horas de charlas con gente que podría ir desde el ya citado MacCormack o su exmujer Angie Bowie, pasando por cineastas como Martin Scorsese, Nicolas Roeg o Baz Luhrmann, escritores como Hanif Kureishi o músicos como, por citar algunos, Bono, Brian Molko o el imprescindible Carlos Alomar.
Eso sí, como apunta Jones en los agradecimientos, algunas de las declaraciones proceden de otras fuentes. Más que nada las procedentes de personas ya fallecidas cuando empezó a trabajar en el libro: desde John Lennon al cineasta Tony Scott, aunque sean unas pocas.
Cabe también apuntar que “Vidas. Una biografía oral” no fue para nada un libro oportunista, pese a aparecer apenas unos meses después del fallecimiento de Bowie, más que nada porque Jones llevaba años trabajando en él y había entrevistado al músico hasta en siete ocasiones.
Así que si “Vidas. Una biografía oral” no fuera el libro definitivo sobre Bowie, sí puedo asegurar que es uno completísimo y el más ameno de leer que haya pasado por mis manos.
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