La carrera de Christina Rosenvinge cuenta con tantos kilómetros de carretera a la espalda que, a punto de cumplirse treinta años desde sus primeros pasos como solista, solo le faltaba probar una disciplina artística: la literatura. La música, la composición, la performance y el cine, entre otras cosas, ya han pasado por sus manos, así que era el momento de dar el paso y publicar un primer libro que, como bien nos indica su título, significa su “Debut” como escritora dentro de una editorial de renombre.
Rosenvinge cuenta que la idea de este libro surgió a raíz de su inoportuna mala memoria a la hora de recordar las letras de sus canciones mas antiguas. Al buscarlas en Internet, ella misma se daba cuenta de que muchas de ellas estaban mal transcritas, ya fuera por motivos de pronunciación o por mera confusión. Entonces pensó en escribirlas todas de nuevo y publicarlas a modo de cancionero, una idea que no mucho más tarde descartó por falta de atractivo comercial. Encontrar a su editor, dice, fue la clave para que todo finalmente encajara y, a día de hoy, podamos tener entre manos un ejemplar de tapa dura con 327 páginas llenas de relatos, ilustraciones, ensayos, secretos, curiosidades nunca antes contadas y un sinfín de anécdotas y recuerdos que, quizá por primera vez en su vida artística, nos acercan a la que siempre los medios de comunicación han considerado la diva fría por excelencia de la canción española.
Lo bueno de este libro es que encaja con cualquier tipo de público. No necesitas ser un fan de primera fila para disfrutarlo, y, a su vez, encontrarás la respuesta a muchas preguntas si te sabes sus canciones de memoria. Christina siempre ha sido conocida por su sutileza y elegancia a la hora de componer letras, por lo que pasar del verso a la prosa no ha sido un problema para la artista madrileña de origen danés. Prácticamente todo el libro está escrito en primera persona, como si fuera un diario o las memorias de alguien. Es inevitable acordarse del maravilloso “Just Kids” de Patti Smith, obra literaria que también menciona Rosenvinge como inspiración.
La historia transcurre cronológicamente a lo largo de los once discos de Christina, desde 1992 con “Que me parta un rayo” hasta 2018 con “Un hombre rubio”. Como si cada trabajo discográfico fuera un capítulo de una novela, su autora cuenta cuándo, cómo y dónde se encontraba antes de publicar cada uno de ellos. Historias para no dormir que algún día contará a sus nietos, y estos a los suyos, sobre oficio, ambición, esfuerzo, familia, amistad y amor, pero también sobre frustración, soledad, desamor, caos, mediocridad y demás emociones que, de alguna manera, nos tocan a todos de cerca.
A menudo nos preguntamos de dónde sacan la inspiración los artistas para contar todas esas historias que luego cantan, y “Debut” es una buena forma de descubrir el modus operandi de, al menos, uno de ellos. Christina se inspira en vivencias personales, experiencias profesionales, imágenes captadas por su retina, recuerdos de la infancia, conversaciones con taxistas o de mitos y leyendas. Personalmente, no creo que se me olvide nunca el tramo en el que relata cómo fue vivir el atentado de las Torres Gemelas del 11S, a tan solo un par de manzanas de allí. Momentos que marcan la vida de uno y, por lo tanto, merecen ser plasmados en alguna canción que convierta esa sensación concreta en algo universal que no se pierda con el tiempo. “Las canciones son herramientas de supervivencia”, confiesa Christina en la presentación del libro.
“Debut” es mucho más que un simple cancionero para seguidores de Christina Rosenvinge. Es un libro abierto a su mente y a sus vísceras en momentos clave de su vida artística y personal, prácticamente terapia para aquellos que alguna vez nos hemos sentido solos e incomprendidos en este aterido mundo de presencia fantasmal.
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