“Cançons impossibles” –editado en catalán– se presenta como un breve libro
de ideas de Marc Parrot. Y digo de “ideas” porque el autor introduce el
poemario como un conglomerado de reflexiones que fue anotando en una
libreta, esperando que algún día se convirtieran en canciones que nunca
fueron, hoy son “canciones imposibles”.
Liberar las palabras de la rigidez de un pentagrama y constituirlas como
fragmentos de una realidad sensible es el concepto principal del libro. Si bien
es verdad que es imposible tener setenta y dos cosas que decir, Parrot
descubre ante el lector muchos pensamientos y reflexiones con las que es fácil
empatizar. El autor juega y experimenta con las palabras, las convierte en
haikus, poemas y espacios de expresión que capturan sensaciones.
El leitmotiv de “Cançons impossibles” es el amor, el amor en todas sus
facetas. La inspiración en el momento del auge amoroso o en la ausencia del
mismo, es un recurso que hemos leído, escuchado y visto cientos de veces.
Pero también es un concepto muy sugerente para expresar a través del arte, y
Parrot lo hace con un estilo que desprende naturalidad y vitalidad aún en lo
triste o lo difícil. Fragmentos de declaraciones, a lo mejor nunca verbalizadas, el
retorno a interacciones que no han funcionado y la búsqueda del por qué, un
darle vueltas a las cosas dotado de una sensibilidad tremenda.
Hacer una obra tan llena de intimidad es un acto de valentía y, para mí,
“Cançons impossibles” lo es sin lugar a duda. Fácil de leer, con una estructura
dinámica, y con el estilo propio de la prosa poética del sigo XXI, la obra de
Marc Parrot se constituye como un pequeño tesoro que vale la pena buscar.
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