Incidir en la personalidad abstracta, poliédrica y violentamente mutable de una figura tan imponente como es Björk se antoja tarea compleja. Sobre todo atendiendo a las volteretas inesperadas, vistosas o directamente imposibles acometidas, sin vértigo, por la artista islandesa más famosa de todos lo tiempos. Un cometido arriesgado que, en cualquier caso, se afronta sin tapujos y queda materializado a lo largo y ancho de las más de doscientas páginas del presente volumen.
Para perpetrar con éxito un desglose como la artista en cuestión merece, el libro apuesta por una técnica que resulta del todo acertada dado precisamente el perfil cambiante de la propia protagonista. “Björk. Una constante mutación” es resultado de seleccionar (con olfato y acierto) y aunar en un mismo tomo (de exquisita encuadernación) textos recuperados de un buen puñado de periodistas y redactores que, en su momento, tiraron líneas en torno a su obra y milagros, ya fuese escudriñando discos, articulando conciertos o, directamente, entrevistando de frente a la de Reykjavík.
El resultado es una visión plural acerca de Björk –su persona y su arte– que apunta en diferentes direcciones a priori independientes entre sí, aunque capaces de confluir en destino, cristalizando en esa radiografía acerca de la ex Sugarcubes que cada lector interpretará (de nuevo) bajo su propio prisma. Magníficos textos de autores nacionales entre los que están Darío Prieto y Pablo Gil (El Mundo), David Saavedra (El País) o nuestros Joan S. Luna y Carlos Pérez de Ziriza (Mondo Sonoro), pero también internacionales como Jon Pareles (The New York Times), Sarah Morris (Independent) o Stéphane Davet (Le Monde). Como inicio, un texto del escritor Sjón, colaborador y amigo cercano de la propia artista.
“Björk. Una constante mutación” es, en definitiva, el jugosísimo resultado de una sinergia narrativa en toda regla que (por fortuna) no desvela del todo el misterio flotante en torno a Björk. A cambio, tiene el buen gusto de ofertar una serie de pistas (en profundidad, eso sí) que dejan abiertos principio, desarrollo y final de la historia. Una especie de guiño, a todas luces respetuosa, para con el talante impenetrable de una de las artistas más vanguardistas (da igual cuándo leas esto) de la música contemporánea.
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