Arroz tres delicias

A estas alturas, buena parte de los aficionados a la música pop de nuestro país tienen claro que ese joven de veintisiete años llamado Chenta Tsai Tseng, a quien conocemos artísticamente como Putochinomaricón, tiene mucho que decir y mucho sobre lo que ironizar por lo que respecta a la cultura en la que nos movemos y al mundo moderno en el que vivimos. No hay más que escuchar canciones como “Gente de mierda” o “No tengo wifi” para descubrirlo. Echar mano de problemas superficiales para ir mucho más allá. Describir las torpezas de la sociedad actual y del modo en el que nos relacionamos o en el que nos mostramos en las redes sociales. Eso es lo que acostumbra a hacer Putochinomaricón en un repertorio que se mira/nos mira desde fuera cual espectador de toda esta absurdidad. Ver las cosas con humor, mucho humor y mucha ironía. Lo mismo que nos encontraremos en las ciento treinta páginas de “Arroz tres delicias: Sexo, raza y género”, el primer libro de este artista madrileño nacido en Taiwán y de facciones orientales. Pero hay una diferencia muy importante. Aquí, Tsai Tseng no se esconde tras los personajes que protagonizan sus canciones, por muy autobiográficas que puedan ser, sino que se nos muestra abierta y sinceramente.

Descubrimos su perspectiva sobre los tres temas que dan título al libro, al tiempo que nos hace participes de la situación de personas racializadas como él. Tsai Tseng nos cuenta pequeñas historias vividas en sus propias carnes y que ayudan a que entendamos las dificultades añadidas con las que se puede encontrar una persona sencillamente por el color de su piel, pese a haber crecido dentro de nuestra cultura. Un madrileño que no lo parece, un taiwanés que casi no lo es. Y así, por el camino, aprendemos que las visiones como la suya son necesarias y nos ayudan a entender un poco mejor la complejidad de una sociedad que cada día lo es más, por su diversidad y por la riqueza cultural y emocional de quienes la formamos.