A priori, es difícil pensar en un artista británico surgido en los últimos treinta años cuya vida y milagros pudiesen generar tantas expectativas (o directamente morbo) como sucede con el caso de Peter Doherty. Junto a Carl Barât, el músico lideró The Libertines –abrazados con el cambio de siglo como la gran esperanza en cuanto a bandas de guitarras inglesas se trataba–, posicionándose también al frente Babyshambles y posteriormente en The Puta Madre. Con unos y otros (y en solitario) Doherty ha dejado a su paso ríos de tinta, cosechando una justificada fama de enfant terrible que competía en interés y popularidad con su incuestionable talento y que, en ocasiones, lo engulló directamente y sin piedad hasta relegar el plano creativo a mero complemento. Una vida dedicada, en definitiva, al tópico de sexo, drogas y rock & roll, que, en su caso, pecó de extremo realismo con no pocos sustos, infortunios e incluso alguna que otra visita a la cárcel.
Poca broma, por tanto, con un artista que ahora agrupa sus memorias en el presente “A Likely Lad. Un chaval prometedor”, fruto de horas y horas de conversación con el periodista Simon Spence, encargado a su vez de poner en orden todos aquellos recuerdos, anécdotas e ideas soltados por Doherty en sus charlas. Un volumen presentando, en cualquier caso, en primera persona, y que, si bien en ocasiones alberga ideas o historias cortas sueltas más difíciles de encajar en el contexto de la propia lectura, presenta amplísima mayoría de relatos jugosos que no dejan lugar a la duda… ni a la imaginación. Un producto que, de paso, oferta una visión interesante acerca de la escena –musical y nocturna– imperante en el Londres de aquellos primeros dosmiles, con un goteo de secundarios apareciendo en plano que van desde Bobby Gillespie de Primal Scream a Johnny Borrell de Razorlight. El cantante nacido en Hexham asegura que no se guardó nada para concretar la referencia, alegando que tampoco hubiera tenido mucho sentido dado el ensañamiento que sufrió por parte de la prensa de su país (y por ende de parte del resto del mundo), sobre todo de los tabloides sensacionalistas que encontraron un filón en la figura autodestructiva de Doherty. Es sólo una de las conclusiones que deja la lectura del libro en cuestión, que agrupa varios hechos en cada capítulo, siempre por orden cronológico y desde 1979 (año de nacimiento del autor) hasta casi el momento presente.
Trescientas páginas en las que tienen cabida la relación imposible de amor/odio con otra alma torturada como la del mismo Carl Barât, parejas y amoríos (destacando su cacareado romance con la modelo Kate Moss), o encontronazos con compañeros de profesión como Liam Gallagher, Bernard Butler o Lily Allen. El rápido descenso a los infiernos, en base a la heroína y otras drogas duras al servicio de una personalidad absolutamente adictiva, cuenta también (como no podía ser de otra manera) con generoso espacio entre estas páginas. “A Likely Lad. Un chaval prometedor” es, efectivamente, otra de esas historias de sexo, drogas y rock & roll. Ni más, ni menos. Una en firme y, por qué no decirlo, especialmente jugosa y creíble. La narrada por uno de esos tipos que decidió tomarse el eslogan al pie de la letra y que, en consecuencia, tiene mucho que contar. Entre otras cosas porque, al contrario que por ejemplo su amiga Amy Winehouse, tuvo la suerte de salir ileso de aquella vorágine viciosa que ahora confiesa entre sentimientos encontrados de vergüenza y felicidad.
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