Syro
DiscosAphex Twin

Syro

7 / 10
Luis J. Menéndez — 22-09-2014
Empresa — Warp / Music As Usual
Género — Electrónica

La sociopatía aguda, el tanque de combate y el submarino, y los millares de temas inéditos que nunca verán la luz son esos elementos alrededor de los que se ha creado el mito “Richard D. James”. Elementos que debemos poner a un lado a la hora de entrar a valorar un disco, “Syro”, que nacía –no podía ser de otra forma tratándose de Aphex Twin- en medio de un halo de misterio sin datos concretos sobre el cuándo y el cómo. Y no ha sido hasta que Pitchfork ha publicado una reverencial entrevista en la que otorgan al músico británico tratamiento de auténtico genio, que hemos despejado algunas de esas dudas. La principal: que estos 64 minutos de nueva música se registraron a lo largo de los últimos siete años. O lo que viene a ser lo mismo, que tras mucho especular no nos enfrentamos a material que se ha recuperado del olvido abriendo algún cajón cubierto de polvo, sino ante un disco que representa de una forma más o menos fidedigna el aquí y ahora del Aphex Twin del siglo XXI.

También que el sonido de estas canciones y hasta su morfología está íntimamente relacionada con las posibilidades y las configuraciones técnicas de los diferentes estudios de grabación, seis en los últimos cinco años, uno de ellos construido por el propio Richard D. James. Así que detalles como que su esposa e hijos “colaboren” en “Syro” aportando sus voces -por supuesto debidamente filtradas y totalmente irreconocibles-, que el título del disco haga referencia a una palabra inventada por su crío o incluso que el nombre de ella dé título a la hermosa y satienesca -puro “Drukqs”- pieza de cierre son detalles que tienen poca relevancia a la hora de aprehender las razones de ser de este sexto álbum.

Temas como “Minipops 67 (Source Field Mix)”, “CIRCLONT6A (Syrobonkus Mix)” o “CIRCLONT14 (Shrymoming Mix)” han sido bautizados en honor a instrumentos que han sido empleados durante la grabación. El propio músico británico aporta un listado con el equipo empleado en “Syro” y lo convierte en artwork de un disco que, más que nunca, gira alrededor del concepto del sonido y sus fuentes. Al igual que pesos pesados de la Contemporánea como Ligeti o John Cage -influencias confesas para James- despojaron de emoción a su música y la echaron en brazos de campos de conocimiento como las matemáticas, el valor que esta colección de canciones tiene para Aphex Twin reside en el proceso que durante esos siete largos años le ha conducido hasta aquí, más cercano en esencia a su formación como ingeniero electrónico que a la de músico. Sucede que, quizás con la salvedad de algún friki de la producción electrónica, la mayor parte de los que esperábamos con ansias un nuevo lanzamiento de Aphex Twin difícilmente podremos entrar a valorar en su justa medida aspectos que no sean el meramente emocional -un componente que, por mucho que James desprecie, es esencial a la hora de analizar el éxito y la aceptación de su obra- o la capacidad para publicar música adelantada a su tiempo. Y en ese sentido él mismo da la razón a quienes aventuramos que las altísimas expectativas que ha generado este lanzamiento por fuerza van a provocar cierta sensación de decepción. “Tal vez el método a la hora de componer haya cambiado, pero no hay un verdadero paso adelante en este álbum”, reconoce en la entrevista antes citada.

Efectivamente Aphex Twin inauguró tras la publicación de “Drukqs” una nueva etapa ácida que se concretó en 2005 en una serie de once maxis bautizados “Analord”. Y a partir de aquella línea de trabajo “Syro” viene a ser el álbum progresivo de Aphex Twin, aquel en el que los desarrollos son más largos y las estructuras, en apariencia repetitivas, se desbocan dentro de cada uno de los temas en direcciones múltiples de inspiración cuasi-jazzística. De hecho nunca hasta hoy la música de Aphex Twin fue en espíritu tan cercana a la de Squarepusher, al que precisamente cuando empezó a publicar sus primeros temas se confundió con uno de los múltiples alias de Richard D. James. Y puede que esa no sea la comparación más ilusionante que se pueda poner sobre la mesa para un comeback de esta magnitud…

La experiencia nos dice que los discos precedentes de Aphex Twin no han parado de crecer con el paso del tiempo. Además la avalancha de fakes que inundaron la red cuando se anunció la publicación de “Syro” han servido para evidenciar lo que ya sabíamos y es que, a diferencia de lo que ha ocurrido en otras ocasiones con otros artistas, es prácticamente imposible que una de esas “copias” pueda pasar por un original de Richard D. James: simple y llanamente el nivel de sus producciones es de otro planeta. Así que no es descabellado pensar que a pesar de la ligera decepción de las primeras escuchas el tiempo acudirá, una vez más, a darle la razón al geniecillo que vivía en guerra con el mundo. Todo puede ser… En el peor de los casos, con todos los matices, los trucos de ilusionista y algunos guiños al característico sonido Aphex Twin post “Selected Ambient Works”, reconozcamos a su sexto LP como la evolución lógica de quien apuesta por seguir avanzando sin renunciar a sonar como el clásico que indudablemente es.

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