Imposible disociar la música de Charles Bradley de su azarosa biografía. Nacido en 1948 en Gainesville y criado en Brooklyn antes de emprender un largo viaje por esa anónima América que tan bien reflejan algunas de sus canciones, alternando su trabajo como cocinero y su afición a la música, un fuego encendido en su interior después de que su hermana lo llevara a uno de los célebres conciertos de James Brown en la Apolo en 1962. Su voz podría haber quedado en el anonimato, como tantas otras, pero tras volver a Nueva York el destino –o la persistencia- le ofreció una nueva oportunidad cuando Gabriel Roth, co-fundador del sello Daptone y The Daptone Kings, asistió a uno de sus recitales. Tras grabar un par de singles con Daptone, Bradley empezó a colaborar estrechamente con Thomas Brenneck, compositor de casi todas las canciones de un debut en el que el cantante de sesenta y tres años es capaz de condensar todo el sufrimiento y anhelo de los que han nacido y morirán pobres. “The World”, “Golden Rule” y “Why It is So Hard?” te golpean con una fuerza abrumadora, un genuino vendaval de pérdida y miseria que, por lo general, te pone los pelos de punta.
Lo siento Cabot, pero la crónica - biográfica no me llena ni un cuarto de lo que este disco consigue. Redondo disco de soul, sorpresa del Primavera Club. Caballero del soul contemporáneo. Amén hermano.
e7a ne paraeet pas possible que tout soit e0 l'avenant. Chaque disuqe est constitue9 de temps forts et de temps faibles, moitie9 par paresse, moitie9 par e9conomie spirituelle (trop de ge9nie serait e9puisant). Mais il est certain que je l'ache8terai.