Rodeado por músicos del país centroafricano, la idea que impregna este álbum es la de fusionar dos culturas, dos tradiciones musicales (Londres Vs Mali) y buscar sus puntos de unión en las raíces del funk y el reggae. Al final, los nativos (entre ellos Junior Dan, Toumani Diabaté o Lobi Traoré) ganan por goleada. La mano del británico apenas se deja ver en el aire moderadamente clubber de un par de temas, algún que otro característico riff y la canción que abre el álbum, que bien podrían haber firmado Blur. La portada se molesta en dejarlo claro: amigo, esto son músicas del mundo.
Que Albarn hubiera metido más la mano podría haber sido interpretado como colonialismo musical.