Boogie Beach Days

Arranca “Boogie Beach Days” y no sabemos si estamos en medio de una serie de acción de los sesenta o en la cabecera de un informativo setentero de la BBC. De hecho, ambos referentes vienen a ser casi lo mismo y nos sirven como metáfora para una verdad como un templo: Elastic Band suenan rarillos.

Rarillos, personales y muy, muy interesantes. Hacía bastante tiempo que en el panorama nacional no aparecía una banda que no sonase a un cúmulo de referencias más o menos obvias. Elastic Band proponen otra cosa: el entendimiento entre lo cerebral y lo nervioso, entre la electricidad y la raíz, entre la guitarra, el sampler, la mandolina sintetizada y, finalmente, la voz. Puro retrofuturismo. Hay que prestar atención al disco de debut de este dúo granadino (cuyos miembros se han curtido en bandas célebres de la ciudad como Cecilia Ann o Sugarfish). Extraño, inquieto (¿a qué suena, por ejemplo, esa chaladura total que es “Sunny Day”?), entre el glam rock (los ambientes circenses de “A Little Bit Of Lovin´”, la sorprendente “Smokin’ & Trippin’” ), la música negra (“I’m So Free”) o los ligeros acercamientos al folk y a la psicodelia hippie (“My Right Time”, “When You Walk”), “Boogie Beach Days” es una muestra de tal insumisión y tal descaro que acaba por aturdir. Como en la portada, (obra del prestigioso diseñador californiano Scott Barry), el mundo de Elastic Band es un lugar espacial y extraño, lleno de escaleras, ventanas y muros que deben saltarse. Y ellos, doy fe, se los saltan todos.