Falto de reflejos. Así me he sentido ante el nuevo trabajo de Jack White. Lo escuché al poco de editarse y pasó por mi reproductor sin dejar huella. Pero quiso el destino darme la oportunidad de corregir mi error al enfrentarme al deber de escribir una crítica que se nos había pasado por alto. Quizás todo era producto de que servidor esperaba algo diferente, algo que Jack White no hubiera hecho hasta la fecha. No estaba preparado para enfrentarme a este auténtico catálogo de lo que ha sido y es el rock en su faceta más genuina. La que bebe del rhythm’n blues y se expande hasta crear diferentes aristas todas ellas punzantes. Tan afiladas como la garganta y guitarra de un artista al que se le nota que se ha dejado la piel en el estudio, buscando un sonido que, sin renunciar a su sello personal, lo amplificara.
Con “Missing Pieces” parece que los Led Zep estén en plena jam con Al Kooper; “Sixteen Sltones” nos devuelve al terreno del rock garagero y macarra; “Freedom at 21” tiene uno de esos riff machacones y cadenciosos que valen su peso en oro pues sabe evolucionar sin quedarse estancado. “Love Interruption” te encandila con las voces a dúo con Ruby Amanfu y ese aroma a wenstern crepuscular. “Hipocritical Kiss” sorprende con ese inicio tan Broadway con un piano protagonista que acaba por tejer una canción preciosa digna de Elton John. Curioso que “Wheep Themselves to Sleep” recuerde, salvando las distancias y la mala leche, al Tom Jones de Delilah. El Blues-rock sucio viene de la mano de una versión “I’m Shackin” que de paso reivindica el cetro por si los Black Keys se lo intentan arrebatar. En “Trash Tongue Talker” se marca un boggie grasiento y sudoroso para cambiar totalmente de registro en “Hip” donde empieza a ritmo de vals para después ponerse de lo más tierno con un ukelele marcando un saltarín crescendo. “On and On and On” adquiere ese toque espiritual y psicodélico que uno imagina fruto de un viaje a Bangladesh. Y finaliza surcando con habilidad las aguas del jazz-rock con una sorprendente “Take Me With You When You Go” que se hace grande con un final digno de los Who. En definitiva: poca broma.
Robarle a los Black Keys lo qué? El señor este no les llega ni a la suela del zapato. Pura sobrevaloración durante toda su carrera.
Personalmente, me encantan The Black Keys pero, efectivamente, estoy de acuerdo con que no se pueden comparar con Jack White. Sobre todo porque este señor tan "sobrevalorado" está en otra dimensión. Es sencillamente el mejor músico contemporáneo, la gente de este país se dará cuenta demasiado tarde.
Es la primera vez que leo un artículo en esta revista y no tengo ganas de volver a hacerlo. Es vergonzoso que un crítico musical escriba cosas como "wenstern" y se quede tan ancho. Lo peor no es eso, sino la "innovadora" ortografía de los títulos de las canciones. Un horror.