¿Omar Rodríguez López y Cedric Bixler-Zavala, adalides del new-prog más vanguardista, en fase de popificación? Pues sí, en cierta medida eso es lo que nos trae Antemasque, banda surgida de las cenizas de The Mars Volta, aquella fábrica de canciones que a unos parecían fascinantes y a otros desesperadamente enrevesadas.
En este debut, la dupla hispano-tejana, con un Flea muy obediente y al grano en el bajo y Dave Elitch (también de The Mars Volta) a la batería, va en la dirección opuesta adscribiéndose al estribillo pegadizo y lo más curioso es que cuanto más lejos llevan la idea, mejores son los resultados. Esto se ve de un modo muy contundente en “Drown All The Witches” o en "50.000 Kilowatts", donde se entregan a un power-pop de libro (¡!), pero eficacísimo y que suena familiar a la primera de cambio. Un diez como ejercicio de estilo.
Cuando se andan con medias tintas acaban cayendo en una emulación de los aburridos dejes melodramáticos del pop-rock alternativo de masas con el que convivían en los años de At The Drive-In (y que a la fuerza dejaba algún rastro sobre ellos por muy post-hardcoretas que fueran), en el que los estribillos recogían todo el fuego creativo, en detrimento de unas estrofas que resultaban algo triviales por su linealidad. Y así, estrofa, estribillo, estrofa, estribillo, puente de medio tiempo y vuelta a empezar, va repitiéndose el esquema en canciones resultonas como “No Remorse”, “Ride Like The Devil’s Son”, “Memento Mori” o “Rome Armed To The Teeth”.
Sí funciona este sesgo, sin embargo, en verdaderos temazos como la rabiosa “4 AM”, que abre el álbum, la demoledora “Providence”, que suena como un Chris Isaak transformado en cyborg, la sorprendente “People Forget”, donde Zavala por poco se convierte en Jim Jones (la verdad es que el cantante está sembrado en esta entrega), o “In The Lurch”, un single quizá poco honesto como presentación, pero perfecto para dar una pequeña pista de esta nueva dirección sin dejar de dar cancha a lo que quieren oír sus viejos seguidores.
NI PUTA IDEA, CHAVALÍN. VAYA PUTA MIERDA DE CRÍTICA Y GILIPOLLECES. RELATIONSHIP OF COMMAND SE MEA EN MARS VOLTA ENTERO. ENTIENDO QUE ANTEMASQUE ES UN DISCO BUENO, PERO NO NOTABLE, PERO HABLAR ASÍ DE AT THE DRIVE IN, CHAVALÍN, ES DE PRISIÓN.