La cosa ya pintaba bien cuando nos desplazamos hasta los estudios NEO de Aranda de Duero, lugar en el que Izal ha grabado su segundo disco, “Agujeros de gusano”. Pero lo cierto es que, aún así, el resultado final sorprende y pone de manifiesto la importancia de la producción si además se trabaja sobre una base sólida como en este caso. Cuarenta y cinco minutos de canciones estructuradas de una forma más que estudiada dotar al disco de agilidad y crear los distintos paisajes sonoros que se despliegan en cada momento. Desde el saludo de “Despedida” con la que abren el disco hasta el mensaje casi apocalíptico con el que se cierra el disco, “Epílogo III: Resurrección y venganza”. Todo tiene su razón de ser en este pequeño gran universo de sorpresas que Izal han facturado, conservando uno de los recursos más ricos y característicos de su fórmula: los cambios estilísticos inesperados: véanse ejemplos como “Hambre”, “Ockham” o las marcadas líneas de bajo de aire funk de “Jenny Fischer”.
Os habéis matao eh...
¡¡¿Pero es que nadie va a decir que la voz de este tío es igual que la del de Vetusta Morla?!!
Otra copia (PEOR), que ya es decir, de Vetusta Morla.
Cómo se nota que ni habéis escuchado Izal , ni habéis escuchado Vetusta Morla. Mala crítica y malos comentarios probablemente de "críticos" igual de válidos que la redactora... Mondososono, podéis eliminar esta página de vuestra historia, os haríais un favor.
La verdad es que están sobrevalorados, me parecen malos..
Que pesados son, ni que fueran Jethro Tull con tanto cambio. Fuera hombre fuera.