La carrera de los catalanes The Capaces ha dado más vueltas que las imágenes que se podrían visionar en un zoótropo, aparato estroboscópico inventado en el siglo XIX por Willliam George Horner, y que es uno de los protagonistas de la portada del nuevo disco del quinteto de punk. Ya de por si sus encabritadas creaciones suelen girar a la velocidad de la luz como un símil de esa ”rueda del diablo” que da título a su séptimo álbum. Esta vez han optado por darle un sentido conceptual a esta nueva colección de canciones. El primer tema, “Daedalum”, que hace referencia al laberinto de Creta en el que Teseo se adentró para vencer al indómito Minotauro, ejerce de presentación con una melodía de piano en la que irrumpe un redoble de batería para proseguir con un marcado tono épico y evocador en apenas cincuenta y siete segundos.
En “The Wheel Of Life” (la rueda de la vida era otro de los nombres como era conocido el zoótropo) las guitarras entran en clave de música de western, para mutar en la rabia emulgente con que acostumbran a cocinar sus preparados sónicos: punk & roll marca de la casa, con unas melodías de lo más certeras. La batería entra a matar en “Insight” con mayor fiereza y la velocidad hiperhuracanada a lo Pepepótamo estalla sin contemplaciones. “Primitive” no baja la guardia y nos recuerda a la mejor versión de esta máquina de electrizar sobre los escenarios, en uno de los hits del álbum.
“Burning The Days” entronca con el soul punk de The Bellrays y en cierta forma la voz de Martillo está en sintonía con la de Lisa Kekaula, con un tono algo más relajada a la que acostumbra, pero con poso roquero, nos recuerdan que no hay que confundir la velocidad con el tocino en un tema magistral. “The Fall” es como una caída a un pozo sin fondo, con un medio tiempo intermedio que da algo de resuello a otro tema sin parangón. “Bleak Shores” prosigue en modo turmix con los característicos solos de ese killer guitar que es Jawa, y unas melodías vocales de lo más redondas entre la desgarrada absenta sonora que destila Martillo. “On My Way” es puro rock and roll cum laude, escuela Gluecifer o The Hellacopters, ejecutado en modo de salvaje rodeo aguantando las embestidas. “The Devil’s Wheel” (otra de las denominaciones del zoótropo) comienza en modo blues, pero apenas es un pequeño espejismo, ya que muta en un tornado de dimensiones devastadoras. Quizás sea éste uno de los temas más asilvestrados del disco, con esos logrados efectos en la voz ya en la parte final del tema, y con un final sorpresivo que acaba de nuevo en clave sureña en apenas unos segundos. “Solstice”, una canción instrumental, anticipa el descanso del guerrero con la tranquilidad de una sedante balada. Un preludio a un final con un gusto exquisito en cuanto a composición.
The Capaces, fieles a su forma, se superan y exhiben nuevos guiños en su libro de estilo, para corroborar que sus engranajes no necesitan Tres en uno, porque siguen perfectamente engrasados. Larga vida a estos guerrilleros del punk.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.