Vinieron desde Getxo a ganarse el pan a la capital. Su segundo disco maravilló a los pocos que lo descubrieron. Pelearon duro, y bolo tras bolo los escasos asistentes salíamos siempre gratamente complacidos.
No era difícil adivinar que, si la suerte les sonreía, este trío daría “el salto”. Ahora están en una multinacional. ¿Y por qué no? Es el sueño de (casi) cualquier artista que quiera vivir del rock’n’roll. En esta homónima referencia han regrabado sus mejores temas del pasado mezclándolos a partes iguales con nuevas canciones. Han trabajado con un productor curtido con muchos superventas del pop rock nacional, sacrificando su crudeza original en favor de un sonido más pulido y mimado, pero las canciones han aguantado estupendamente el envite de esa pérdida para ganar en arreglos y detalles. Cuestión de calidad compositiva. Sus melodías y energía se mueven entre el rock’n’roll, la new wave y el power pop, y la voz y letras en castellano nos acercan a grandes nombres nacionales de los primeros años ochenta. Este disco es su llave para salir de los subterráneos. Zodiacs están llamados a ser una gran banda, y se lo habrán ganado a pulso.
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