El tercer álbum de una de las bandas de culto del rock aussie es una declaración de intenciones: el rock no ha muerto, en contra de lo que muchos defienden. Lejos de eso, el género está vivito y coleando, en parte gracias a discos como éste. Tras su reunificación, en 1996, ahora llega a nuestras manos, por fin, este trabajo lleno de la energía que demuestran temazos como “Remorseless”.
Que no les falta fuerza ya nos lo demostraron, por ejemplo, en su actuación en pasadas ediciones del Azkena Rock, pero todos los años que han pasado desde la edición de su anterior disco en estudio no les ha quitado ni un ápice de calidad compositiva. La inicial “We’ve Come So Far (To Be Here Today)”, “Found Dead” o “Locked Up” son canciones marca de la casa que no van a defraudar a sus múltiples seguidores. Grabado en Sydney y producido por el propio Deniz Tek, guitarrista de la banda, junto a Greg Wales, las guitarras son las protagonistas absolutas (ahí está el riff, ya clásico, de “Connected” para dar fe) de un álbum que camina por sí mismo con una facilidad pasmosa, haciéndose corto, corto, corto, a pesar de su minutaje más que aceptable (cuarenta y seis minutos) ¡Y es que veinticinco años son muchos años! Teníamos ganas de tenerles de nuevo ante nosotros con nuevo material, y este “Zeno Beach” es una buena manera de regresar.
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