Cuando Manuel Gagneux debutó en 2016 bajo el pseudónimo de Zeal & Ardor con “Devil Is Fine”, la prensa especializada cubrió de elogios el proyecto del músico suizo gracias a la frescura de sus composiciones vanguardistas consecuencia de una mezcla innovadora entre el soul y metal extremo (a veces más melódico, otras más encaminadas al black metal). Las buenas críticas fueron más que acertadas, ya que ofrecer un debut así en el marco de una one-man band tiene un mérito añadido. “Stranger Fruit” (18) no fue menos que su predecesor y continuó visitando los senderos citados del soul y metal, los cuales casan mejor de lo que se puede pensar y ayudan a sumergirse en toda esa imaginería ocultista y temática asociada tanto a la esclavitud de los afroamericanos como a temas más lovecraftianos o referencias a Aleister Crowley o Anton Lavey, todo ello sin dejar atrás los guiños e influencias de la Motown, Billie Holiday, Tom Waits o incluso Wendy Carlos o Nick Drake.
Después de sus dos trabajos de presentación, en 2020 vio la luz el EP “Wake Of A Nation”, un manifiesto antirracista en homenaje a Michael Brown, Eric Garner, George Floyd y toda la gente negra asesinada y torturada por la policía, uniendo así la historia de la antigua esclavitud con la lacra del racismo y xenofobia todavía latentes.
Ahora, “Zeal & Ardor”, disco homónimo y tercer largo del proyecto, supone una continuación a sus anteriores trabajos que sorprenderá –sobre todo a los forasteros– tanto como “Devil Is Fine” en su momento, aunque no implique demasiada innovación respecto a este. La fórmula que Gagneux utiliza para su alquimia sonora sigue su curso natural alternando y fusionando lo extremo y sofisticado con lo experimental haciendo que música tan distante como el gospel, jazz o blues del Delta tengan un punto de encuentro con el metal y con elementos electrónicos sutiles y bien traídos que suman muchos puntos.
La variedad que presenta “Zeal & Ardor” desde su inicio es palpable desde el pregón distorsionado de su intro hasta el último minuto. Hay cabida para gritos y momentos black metaleros clásicos –en la línea de Ihsahn de Emperor–, pero también para los más propios del death melódico, además de cantos espirituales, interludios próximos al industrial o incluso riffs que encajan en los sonidos metálicos más modernos. Locuras como los pasajes gospel acompañados de blast beats, palmas y guitarras distorsionadas de “Death To The Holy”; el desarrollo de “Emersion” con una intro ambiental y minimalista que evoluciona hacia una brutalidad black metal lleno de tralla y crudeza; las delicadas y oscuras “Golden Liar” y “Church Burns”; la esquizofrénica y brillante “Feed The Machine” o esa etapa final con la breve y jazz metalera “J-M-B” (acrónimo de “Jazz Metal Blues”) y la instrumental y totalmente electrónica “A-H-I-L” son muestra del eclecticismo que empapa este magnífico disco que muy probablemente será uno de los destacados de 2022 en su categoría.
La música de Zeal & Ardor sigue jugando con el impacto y la sorpresa de una forma natural y nada forzada. Un disco que, si no estás advertido, puede hacerte estallar la cabeza.
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