Loloismo
DiscosZa!

Loloismo

8 / 10
Francesc Feliu — 20-10-2015
Empresa — Gandula
Género — Experimental

Enfrentarse a un nuevo disco de Za! siempre tiene algo de sorprendente. Y no sólo porque sus planteamientos siempre pasen por una libérrima manera de ver la música, esa misma que los deriva inexorablemente hacia un collage en el que yuxtaponen estilos y rítmicas diversas sin ningún tipo de ataduras –y que aderezan, como no puede ser de otra manera, con una buena dosis de cachondeo y buen humor-, sino porque, de antemano, sabemos que tales combinaciones, a buen seguro, van a romper moldes.

Así es como en “Loloismo” -o lo que es lo mismo: reducir a coros hooliganescos cualquier tipo de melodía- se replantean muchas de las maneras de su anterior “Wanananai” (Gandula, 2013). Una reciente entrega que, aunque claramente relacionada con esas apetencias que han ido mostrando en sus cuatros discos anteriores, se reparte y emplea a fondo en otro tipo de soluciones y artimañas. Formas que, como ya nos tienen acostumbrados, explosionan hacia múltiples partes -de la banda sonora con tintes setenteros a la música brasileña, del post-rock a la electrónica, del hip-hop al punk, por poner sólo algunos ejemplos- y que inciden en no seguir al pie de la letra las normas marcadas por tales géneros, sino aportando su particular lectura del asunto.

Puede que quizá ahora se haya ampliado la cuota del rock de vanguardia –aquel que ellos mismos empezaron a practicar desde sus inicios en claro paralelismo con bandas como Mr. Bungle o This Heat- más que cultivar ciertas extravagancias de antaño, o que hayan establecido conexiones más reconocibles -incluso hasta llegar a la convencionalidad (véase sino “Don Autoleyendas”)-, pero algo más de compacidad y ligazón -conceptos a priori antagónicos y difíciles de asimilar a un grupo como ellos- se notan en este cúmulo de canciones. Eso sí, sin olvidar fijaciones ya habituales, como las de sus guitarras entrecortadas o su enorme aprecio hacia lo africano, pero teniendo en cuenta otro mérito: el de convertirse en el álbum más lírico de toda su discografía, ya sea por añadir todo un tema de rap enterito o emplearse a fondo en el uso de unos coros que, más allá de la musicalidad de los sonidos, también moldean mensajes.

En todo caso, otro salto sin red del dúo catalán hacia la vorágine creativa y la destreza bizarra, elaborada sin más cortapisas que las de su propia y bendita locura.

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