Yungblud quiere ser la voz de los descontentos y la desafección. Tomando el relevo de las bandas de pop punk de los 2000, el músico británico quiere ser el reflejo de una generación que necesita expresar aquello que le mueve por dentro, poner la salud mental en el centro y levantar la voz cuando es necesario. Su exposición en redes y sus códigos visuales le han conseguido una fiel base de seguidores, inversamente proporcional a sus detractores. Amado u odiado, está claro que Yungblud conoce los códigos de su generación, algo que refleja en su ambicioso álbum homónimo ‘Yungblud’, pensado para llenar estadios y conquistar los corazones adolescentes que buscan nuevos referentes punk con los que identificarse.
Porque si de algo sabe Yungblud es de referentes. Sus temas miran con aprecio a clásicos como The Cure en ‘Tissues’ sampleando su mítico ‘Close To Me’, pero sin dejar de lado fórmulas de éxito más actuales con una clara influencia de sintetizadores vista en fenómenos pop como the weekend.
Si ya tienes una opinión formada sobre Yungblud, su tercer álbum no hará que esta cambie, pero sin duda es su trabajo con mayor cohesión. A ratos recuerda a una suerte de Billy Idol moderno con toques de bandas como Creeper, capaz de regalar descargas de puro electro-pop en ‘Memories’ (con la colaboración Willow) pero también dejándose llevar por temas más melancólicos como’ Sex Not Violence’ hasta tocar temas más personales como ‘Die For A Night’, una reflexión brutalmente honesta sobre si alguien se daría cuenta de su propia muerte.
En este tercer álbum Yungblud realza su faceta de letrista con composiciones más ingeniosas y mordaces que en anteriores ocasiones, aunque cayendo inevitablemente en típicos tópicos propios de la adolescencia. Pero quizás en eso consiste su fenómeno, en ese poder de identificación con letras que podrían estar sacadas de cualquier diario de adolescente medio en las que hasta el más pequeño inconveniente parece el fin del mundo. Porque en ese momento lo es. Cada generación necesita a su ídolo angustiado con delineador, y Yungblud está dispuesto a llenar ese hueco.
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