El Plugg 2

“El Plugg 2” o cómo Yung Beef vuelve a convertirse en un artista capaz de firmar un álbum inmenso de 24 canciones y casi una hora y veinte minutos, sin absolutamente ninguna pretensión comercial ni concesión a un solo ritmo medianamente pegadizo. Y eso es más bueno que malo, porque si un artista con el respeto y los fans de Yung Beef no se permite estos lujos, ningún otro artista nuevo luchará por ser ruptura y el mundo se abrirá de brazos y piernas ante la radio-fórmula.

La herencia en vida de Yung Beef es esta. Y, mientras, disfrutamos de sus delirios musicales. Que un artista sea capaz de lanzar en el mismo año dos trabajos como “Sonrisas” y “Lágrimas”, con el reggaeton más aventurado y fresco que hemos escuchado en España y ahora se descuelgue con dos docenas de canciones incomprensiblemente originales, donde Yung Beef ha subvertido el propio uso del lenguaje habitual del trap para que nada de lo que diga tenga el significado aparentemente lógico, es una buena noticia se mire por dónde se mire. Y eso, sin tener en cuenta la larga lista de nombres que se pasean por aquí, desde Yung Caza hasta Albany, pasando por Goa, Pablo Chil-E, Papi Trujillo y muchos otros.

Eso sí, del mismo modo que Yung Beef sirve como boya del underground nacional también sirve como repelente de cualquier oyente medio que, por casualidad, se encontrara alguna canción del trabajo en un periplo por Spotify. Las mejores, “YOGA”, junto a El Mini y “ES UN ADIÓS” son medianamente comprensibles, y es que Yung Beef ha decidido dotar a este “El Plugg 2” de una ironía apabullante que hace que sus canciones se puedan escuchar en dos niveles: en uno, son canciones duras y oscuras que retratan lo más duro del barrio y la mala vida asociada a ciertos estratos sociales; por otro, Yung Beef es uno de los artistas más afilados y con más talento para la caricatura. Cualquiera que siga al granadino desde sus inicios sabe que ambas cosas son verdad y, por lo tanto, “El Plugg 2” un trabajo exitoso dentro de su propia naturaleza.