Bajo bajo mundo

El caudal artístico y musical de Yung Beef es el de un río vivo y mudable. A estas alturas de la película, cuando se cumple una década de sus primeras canciones publicadas ya con su firma actual, y aunque haya habido varios cambios de AKA y de posición por el camino, Yung Beef cuenta con uno de los catálogos más impresionantes de la música llamada urbana en español. No se trata solo de su éxito, más o menos incontestable, dentro de los propios estándares que el granaíno ha luchado por mantener; toda su corpus cuenta con una virtud innegable: la experimentación entendida como fin, no solo como medio. Sin Yung Beef (y compañía, pero sobre todo sin Yung Beef) no habría Saikos ni Quevedos; Fernando Gálvez Gómez tiene muchos reconocimientos en su haber, uno de ellos es el haber sido el más sólido (“antes que nosotros, seguro, pero más que nosotros, seguro que no también”, decía en el legendario manifiesto-poética que es la ‘Intro’ del álbum ‘Los Pobres’ de PXXR GVNG) pionero del reggaeton a nivel nacional.

Su nuevo trabajo, ‘Bajo Bajo Mundo’, es un ejemplo claro del talento de Yung Beef no solo para dominar los códigos del género, sino para expandirlos. La mayoría de los popes del reggaeton a nivel mundial están pinchando en sus nuevos trabajos: desgraciadamente para todos los que lo amamos, estamos viviendo un momento en el que el género entendido de una forma purista vive un momento de estancamiento. Por eso, proyectos como este, ¿a pesar? de su falta de proyección comercial, nos devuelven la fe en el movimiento. ‘Bajo Bajo Mundo’ juega con el concepto de underground, así como el del infierno, dos de los motivos que marcan la trayectoria de Yung Beef desde sus inicios. La portada del trabajo, un escabroso Jardín de las Delicias del vicio, representa asimismo una estética donde lo menos importante es lo clean o lo aceptable que pueda llegar a ser. Los orígenes del reggaeton, si bien no tienen nada que ver con lo oscuro o lo satánico, si que nos llevaban al mundo del club y las pasiones y deseos que se manifiestan en la oscuridad que los clubs nos otorgan. Las producciones del trabajo, aunque sean lo suficientemente rítmicas y canónicas para llevarnos a bailar en las condiciones adecuadas, no son especialmente hedonistas; pero las letras, el contenido lírico, el discurso del granaíno, es una reivindicación clara del universo al que pertenece, y en del que reina, el del ‘Bajo Bajo Mundo’.

Yung Beef brilla en este trabajo que, camuflado de EP, alcanza la categoría de mixtape gracias a la cada vez más extendida tendencia de ofreceré dos canciones en una sola. El mejor tema del proyecto, ‘Gremling / Triste’ es una joya para hacer sonar en las escuelitas del perreo a nivel mundial. Un tema en el que Yung Beef se une con Playero (leyenda universal del género, pionero del reggaeton antes de que existiera como tal), damnpablo y tommyj para sentar cátedra sobre como seguir escribiendo reggaeton veinte años después. Lennis Rodríguez, El High o Yomel el Meloso, aparecen en ‘Bajo Bajo Mundo’ como acompañantes a un trabajo ecléctico y poco accesible, pero cuya calidad queda fuera de toda duda.

No sabemos cuántos trabajos tiene Yung Beef pendientes de sacar. ‘Bajo Bajo Mundo’ se anunció con un sencillo -‘Religión’, que abre el trabajo- hace mas de seis meses y, de repente, lo vemos completado de un día para otro. Hay método en la locura de Yung Beef, y, sobre todo, códigos, talento y actitud. En una industria mediática asociada a la cultura en este país donde solemos reconocer las propuestas más disruptivas de casi cualquier disciplina o género (la industria del indie rock se mantiene así desde hace décadas), Yung Beef debería seguir gozando de la atención y el mimo de los críticos y prescriptores culturales; también para eso nos pagan, para premiar, desentrañar y sacar a la luz lo que quizá no quiere salir, lo que se mantiene escondido (quizá a salvo de ser contaminado) en el ‘Bajo Bajo Mundo’.