La personalidad artística de Trevor Powers, exorcizada a través de su proyecto como Youth Lagoon y extendida a lo largo de discos como “The Year Of Hibernation” (Fat Possum, 11) o “Savage Hills Ballroom” (Fat Possum, 15), continúa disfrutando de unas peculiaridades de lo más específicas. Sobre todo, atiendo a la forma en que el autor entremezcla los elementos de su (anárquico) manual de instrucciones para dar forma y fondo al presente “Rarely Do I Dream”, el que ya hace quinto álbum en el casillero de Youth Lagoon.
Dream-pop, sonidos industriales, bedroom-pop, electrónica, indie-pop y psicodelia forman una extraña alianza que, en la poliédrica visión del norteamericano, cristaliza en una docena de piezas inquietas y arriesgadas, pero también hermosas, sentidas y sugestivas, con cajas de ritmos y sintetizadores como aliados. Es el superpoder en forma de dualidad creativa del autor, quien, de nuevo, no deja una línea de actuación clara en torno a la que fijar el argumento. Llamadas de atención del tipo de “Neighborhood Scene”, “Speed Freak” o “Gumshoe (Dracula From Arkansas)” comparten espacio con canciones sedosas como “My Beautiful Girl”, esa gema lisérgica que es “Lucy Takes a Picture”, “Carnary” (que podría haber pertenecido a Panda Bear), “Parking Lot” o una “Perfect World” con ecos de trip-hop.
“Rarely Do I Dream” es un disco de ritmo meditado, bonitas sonoridades y, en definitiva, otra muestra adicional por parte de un artista diferente, en la misma línea que otras raras avis como Animal Collective, Perfume Genius, Destroyer, Deerhunter, o Ariel Pink, pero que suma sus propias especificidades como valor añadido. Youth Lagoon continúa amasando una carrera en la que convencionalismos, relajaciones y acomodos no tienen cabida, mientras una vanguardia perenne (y que parece compañera inseparable de viaje) sigue señalando el camino.
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