Es duro reconocerlo, pero muchos empezamos a prestarle la debida atención al cantautor de Alcudia (Valencia), gracias a “L’estiu”, su espléndido trabajo anterior a este que nos ocupa. Menos mal, o de lo contrario nos hubiéramos perdido el gozo que supone disfrutar de su nueva entrega. Un séptimo disco en solitario que en líneas generales conserva la delicada sonoridad del anterior, sustentada en la suave entonación de su autor, pero que muestra novedades como una mayor diversidad de registros que van del pop dulzón de “Lleugers”; el toque americana de “El rastre dels meus herois”; la balada folk crepuscular de la estupenda “L’home sensible”; el toque más dylanianio de “Cant de Vicent” o el vacileo rock de “El caminant”. Si todo eso lo aderezamos con unas letras que giran entorno a la idea de la juventud como estado de ánimo –preciosa “Quinze” dedicada a su hija- pues tenemos un disco de esos que se disfrutan sin aspavientos, sin pirotecnia, pero que acaban calando hondo.
Mallorca??????? L'Alcúdia de la que procede Òscar Briz está en la Ribera Alta (provincia de Valencia). Tela.