Son ya tres discos de Mario Gutiérrez Brun como Yes I M</strong>, pero “En línea” es decididamente el mejor de ellos, y también el primero en castellano. Su anterior “Bora Bora”, publicado hace un lustro de la mano de Foehn Records, contaba ya con canciones de indudable eficacia y capaces de resituar el nombre de Yes I M en la escena pop catalana y ojalá estatal. Pero es evidente que, aunque Gutiérrez Brun siempre ha sido capaz de redondear estribillos y estrofas pegadizos (desde los tiempos de Chinese Christmas Cards por lo menos, y eso parece hace mucho tiempo ya), a su música le faltaba dar un paso más para crear la complicidad necesaria. Y ese paso era obviamente empezar a escribir sus letras en castellano. Unas letras que, para sorpresa mía y posiblemente de muchos oyentes, reproducen casi textualmente conversaciones de Whatsapp de Yes I M con parejas y personas cercanas. Ahora bien, no se lleven a engaño, porque no es solamente eso, sino que la producción, el tratamiento de las voces, la experiencia y los años de maduración del proyecto también han acabado sumando mucho y consiguiendo que “En línea” acabe siendo el disco que es.
El sonido, la instrumentación, las melodías y las letras se complementan como nunca y las canciones funcionan mejor que nunca en este “En línea”, uno de esos discos modestos en los que prácticamente cada pieza podría funcionar como single. Los referentes se mantienen –y no será necesario citarlos–, pero Mario es más Mario que nunca. Ahí están para demostrarlo la preciosa –aunque muy amarga– “Amigo”, la acústica “Qué más da”, “Se acabó el verano”, “Tenemos que vernos ya” o esa “La festa”, que combina castellano y catalán y para la que ha contado con Club del Río como invitados, cuya aportación encaja como un guante en la música del barcelonés. Esa música es, a grandes e injustos rasgos, un pop teñido de melancolía, ambientes veraniegos y ciertos brisas tropicales que van y vienen a lo largo del minutaje. Y es mérito de Yes I M que todo parezca tremendamente sencillo, aunque todos sepamos lo complicado que en realidad es escribir canciones que no solamente nos convenzan de que son frescas, sino que lo sean.
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