He aquí el gran salto cualitativo de este proyecto, germinado hace un par de años en Brooklyn.
Edward Droste ha conseguido que lo que en su debut era poco más que un interesante recuento de bocetos de folk casero se haya transformado aquí, en su debut para Warp y ya en formato de cuarteto (la compañía de Christopher Bear, Chris Taylor y Daniel Rossen certifica que es esta su primera entrega como una banda con todas las de la ley), en toda una experiencia sensorial para dejarse llevar, un hechizante muestrario de psicodelia expansiva, música que evoca espacios amplios y diáfanos, a través de diez composiciones que rehúyen la gratificación inmediata -es éste un álbum de los de lenta digestión- porque requieren tiempo para poder respirar por sí mismas. Nanas casi espectrales, letanías del más allá, motivos melódicos extraídos de la tradición brianwilsoniana y algún fiero tour de force (el de la soberbia “On A Neck, On A Split”, cima del álbum)… todo eso y algo más cabe en un opus de alucinado folk preñado de psicodelia que reposa tan lejos de la concreción compositiva de Devendra, Joanna Newsom o Vetiver como de la inmediatez de Polyphonic Spree o Heavy Blinkers, referentes a los que sólo de forma muy tangencial llegan a acariciar. Una cota de singularidad tan patente que merece nota alta.
Oh yeah, fablouus stuff there you!