¿Qué les ha pasado a Yeasayer?. Lo desconozco. No he seguido su día a día y no puedo dar con una respuesta veraz que explique ese continuado descenso desde que en 2010 publicaran el loado “Odd Blood”. Lo que es irrefutable es que las dos últimas entregas de los de Brooklyn no están a la altura de un grupo que despertó el interés de la crítica gracias a sus dos primeras aportaciones y, sobre todo, gracias a esa libertad sin prejuicios a la hora de combinar de forma fresca y desenfadada matices que iban de Cut Copy a Animal Collective pasando por luminarias como George Clinton, Prince, Soft Cell, Peter Gabriel y un largo etcétera. Lo que pasa es que lo que antes combinaba bien y sorprendía, ahora se ha vulgarizado y decepciona.
Es posible que esté siendo un poco duro y “Amen & Goodbye” no se merezca del todo la intro con la que he iniciado esta reseña, pero el problema es venir de donde vienes, generar unas expectativas muy altas y acabar decepcionando, convirtiéndote en una propuesta de tantas que entretiene -no siempre-, pero se diluye en el olvido. Algo que también le ha sucedido a otros compañeros de generación y libertad sin prejuicios como MGMT O TV On The Radio.
El nuevo paso de Yeasayer es una ensalada mal aliñada que se olvida del aspecto más vital de la banda, basado en unas locas percusiones que jugaban a atrapar al oyente con su reiterado ritmo. Ahora su mezcolanza de pop, psicodélica y electrónica sintetizada combina de forma bastante domesticada y recuerda más a propuestas descafeinadas como la de The Dandy Warhols. Pese a todo hay algún tema que funciona (el inicio con "I Am Chemistry" y "Silly Me" hacen presagiar algo que luego no se acaba de rematar del todo) y que acaban por salvar los muebles de un naufragio que no se produce con caída a plomo, pero que si augura una fórmula algo agotada.
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