Communion

Ha pasado casi un lustro desde que Years & Years debutaran en Kitsuné, un sello referencial en esto del pop electrónico pese a sus más y sus menos. A lo largo de estos años nos han brindado un puñado de hits para la pista capaces de combinar el espíritu del synth pop de querencias indie sin miedo a arrimarse al mainstream, pero no ha sido ese andar pasito a pasito lo que les ha catapultado a la actualidad. Para nada. Los dos motivos principales que han puesto a Years & Years en boca de muchos han sido fundamentalmente dos. Por un lado el contar como vocalista con el actor Olly Alexander (véanle en la serie “Skins” o en “Gold Help The Girl”, el musical de Stuart Murdoch); por otro, la popularidad alcanzada por uno de sus singles más recientes, “King”. Ambas cosas han copado la mayor parte de los textos al respecto de un trío que ha preferido redondear un disco coherente con su sonido más que asumir unos riesgos que, por lo general, le reclamamos a todos los artistas que prometían de cara a un primer álbum.

“Communion”, pese a ser un disco en el que la cifra de canciones redondas está muy por encima de la media comete un pecado que algunos no les perdonan. Combinar pop electrónico con maneras de boy band no es algo que vaya a ser bienvenido y esa, desgraciadamente para ellos, esa es una de las mayores virtudes de Years & Years: firmar piezas de synth pop efectivas y bailables que tan pronto podrían sonar tras un hit de Lo-Fi-Fnk que antes de uno de The Wanted (de hecho, “Shine” recuerda a ellos). Ahí están para demostrarlo “Real”, “Take Shelter”, “Desire” y, claro, “King”. Lástima que varias llevaban ya varios años estrenadas, restando valor a “Communion” como conjunto. Por lo demás, en el lado gris del disco, encontraremos sobre todo mucho r&b decididamente comercial (“Worship”); piezas que toman caminos distintos como la calmada “Foundation”; ese guiño al sonido Depeche Mode que es “Ties”; una anodina balada que podrían haberse ahorrado en favor de dejarme las cosas más fáciles a la hora de defenderles (“Eyes Shut”) y un tema obviable desde el primer segundo, “Without”.

Years And Years, en resumen, firman un disco disfrutable sobrado en hits, ahora bien unos hits que, reunidos en el largo, eluden la excesiva ambigüedad que les había caracterizado hasta la fecha apostando esta vez por el lado más comercial de la balanza. Ahora está en nuestras manos repudiarles, aceptar escucharles como mero guilty pleasure o estar convencidos de que “Communion” es un excelente disco de pop comercial. A mí, de momento, cuéntenme en quienes han decidido marcar la tercera casilla con conocimiento de causa y admitiendo las posibles consecuencias.