“YBN: The Mixtape” está a punto de cumplir un año, y echando la vista atrás puede decirse que ha servido principalmente para una cosa: preparar el camino para que YBN Cordae, probablemente el miembro más destacado del colectivo virtual YBN, se haya convertido en el rookie del 2019. “The Lost Boy” confirma el potencial que algunos advirtieron entonces y pone sobre la mesa muchas de las virtudes (y algúna que otra carencia) de un artista llamado a estar en primera línea del rap estadounidense dentro de muy poco tiempo.
Por encima de todo, no hay que perder de vista que es un álbum debut. Y no lo digo como circunstancia exculpatoria, sino como un punto de partida que explica muchas cosas. Porque el principal problema de “The Lost Boy”, así como el más evidente, es su excesivo apego a las influencias que lleva venerando desde las primeras mixtapes. Que el primer verso del disco sea una referencia directa a Eminem es sintomático, y la sombra de J. Cole está presente a lo largo de buena parte del minutaje. En “Thousand Words” resuenan con fuerza ecos del Anderson .Paak de “Malibu”, y “Bad Idea” -en la que recupera brillantemente el estribillo del “Home Is Where the Hatred Is” de Gil Scott-Heron- es una colaboración con Chance The Rapper, otra de sus grandes influencias, que acaba siendo una canción de Chance The Rapper con YBN Cordae como invitado. Es también, todo sea dicho, mejor que cualquier canción del nuevo álbum de Chance The Rapper, pero esa es otra historia. El caso es que sí, el despliegue lírico y técnico de YBN Cordae, a sus 21 años, es deslumbrante, pero “The Lost Boy” no deja de formar parte de una búsqueda aún en proceso de una voz propia que, cuando asoma, despierta visiones de un futuro brillante que pocos de sus competidores pueden siquiera imaginar.
A nivel de storytelling sucede algo parecido: hay letras bordadas con hilo de oro, pero por momentos la sensación es la misma que tiene uno cuando ve “Green Book”: no puedes evitar sentir que esta historia ya te la han contado antes, por muy bien que te la estén contando esta vez. “The Lost Boy” habla, en buena medida, de redención y superación, de estar perdido y de estar en la cima, en unas ocasiones como etapas diferentes de su vida y en otras como las dos caras de la moneda de su momento actual. Y lo hace con una honestidad transparente, las dosis justas de lugares comunes y un abanico significativo de miedos, aspiraciones, penas y placeres. Versos como “I don't know where I'm goin', huh / But I hope I'm on the right path” (de “Have Mercy”, uno de los singles más redondos del álbum) recuerdan continuamente el porqué del título del disco -si bien es cierto que lo cierra cantando "I was a lost boy, now I'm found"- y abundan referencias religiosas y espirituales, sin olvidar el papel capital que juega la familia en temas como "Thanksgiving", "Family Matters", "Broke As Fuck" o "Nightmares Are Real".
Si bien antes decía que Chance The Rapper acapara el foco en “Bad Idea”, no es lo habitual con el resto de invitados del disco. En “RNP” Cordae y Anderson .Paak se complementan como si fueran un dúo con siete discos a sus espaldas, en “Nightmares Are Real” compite de tú a tú con un Pusha T en un estado de forma pletórico, y ni Meek Mill, ni Ty Dolla $ign ni Arin Ray le hacen sombra en sus respectivas colaboraciones. Una prueba de que YBN Cordae no es una fotocopia pálida de nadie, sino un diamante en bruto con tantas posibilidades como hambre. Si consigue afinar el ojo a la hora de elegir productores y terminar de digerir las influencias que le atan los pies en este disco, hay muchos raperos que van a empezar a temblar cuando miren por el retrovisor.
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