Yann Tiersen regresa a conciencia a su faceta más clásica, presentando un álbum donde el piano es principal (y casi único) protagonista de un total de dieciocho cortes. Una secuencia que tiende a funcionar como conjunto, con las piezas cohesionadas entre sí para musicar esos pasajes imaginados y recreados por el autor francés.
Música de evocadora belleza y sentida nostalgia, que mantiene la emotividad ya sea a través de composiciones más bien extensas o de los pequeños apuntes que hacen las veces de nexo entre sus hermanas mayores. El artista mantiene intacta su capacidad para emocionar y transmitir sensaciones concretas a través de las teclas, resultando al mismo tiempo descriptivo y cuidadoso. Y es justo ahí, en esa capacidad para concretar sentimientos en forma de una música tan bella como en realidad dolorosa, donde el autor se confirma como figura destacada del clasicismo contemporáneo.
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