Belamor

Hagamos de algoritmo, para abreviar: esto te gustará si eres de quienes lo gozan con James Blake, Anohni, Arca, C. Tangana o Queidem. O debería, vaya.

Yadam es venezolano, tiene 25 años, y se maneja con soltura en ese terreno en el que la zozobra sentimental se plasma en canciones a modo de torch song en las que lo digital y lo orgánico se combinan en buen equilibrio. Lo hace en castellano y en inglés, solo o en compañía (“Nada es seguro”, en colaboración de la argentina Zoe Gotusso, figura entre lo más destacado), alternando minimalismo (“Sofware”, la que más me recuerda a una versión de Arca menos compleja) con la batidora rítmica de las ortografías pop más recientes (“Enséñame”, entre el reggaeton, el trap y el afropop), y lo hace delineando un tránsito con buen olfato pop: “Alguien como tú”, con ese saxo tan ochentas, “Beso” o “Loco” son la prueba de que sabe hacer buenas canciones, por encima de todo. Y con una proyección comercial más que patente.

Este "Belamor" (2023), primer álbum cuyo título – cuenta él mismo – es la síntesis de la expresión “bello amor” en francés y castellano, es una notable tarjeta de presentación, expedida con versatilidad y sin caer en la sobre elocuencia en que podría derivar tanta transparencia emocional. Cunde, pero no llega a empachar.