Debe haber gran diferencia entre la alegría y la euforia. E imagino, entre un estado y otro, debe tomar parte la estabilidad, esa paz. Cuando Xoel López dejó Deluxe, Es-paña, la fama y el mundo ‘efe eme’ para recorrerse Latinoamérica, volvió con un “Atlántico” (12) eufórico, chocante, que no acabó de entenderse: los puristas lo tacharon de poco ortodoxo, sus fans de impostado y los detractores arrojaron piedras… como siempre.
Pues bien, nadie podrá ponerse pejiguero con este “Paramales”, para nada exaltado y bien gustoso: un cuscús especiado al punto, sin excentri-cidades. Ritmos tropicales, percusión latina -lejos de patrones pop rock- pero con guitarras e historias sacadas como de “Fin de un viaje infinito” (2007), además de envoltorio palpable, con volumen, tejido junto a Ángel Luján.
Tres ejes, pues: ritmo (“Yo sólo quería que me llevaras a bailar”), experimentación (“A serea e o mariñei-ro”) y melodías vocales feita en-Xoel (“Caracoles”, junto a Lola García Garrido). La paz –“paramales”, el mejor de los amuletos- llegó a la cabecita de ese artista llamado Xoel López.
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