“Hola elefante” es el cuarto disco de Xebi SF, un trabajo en el que ha decidido desprenderse en su totalidad del folk y abrazar la psicodelia. Una evolución notable de aquellas trazas que nos dejó en "De los delfines solo nos cuentan maravillas" (Clifford Records, 19), su anterior referencia.
El artista ha querido profundizar en aquellas sonoridades que ya empezó a tantear hace unos años y lo ha hecho como si llevase haciéndolo durante toda su carrera. La inclusión de sonidos psicodélicos, distorsiones y de más efectos hace que este disco suponga un punto de inflexión en su carrera, en la que parece que se ha desligado de la desnudez sonora para apostar por esos efectos que hacen que situemos sus canciones en un estadio distinto respecto a las anteriores. Sin duda, esa evolución es una de las mejores cosas de este trabajo.
En estas nuevas ocho piezas, a parte de innovar en el plano sonoro, también trata temas muy dispares que van desde el amor adolescente en “La paz” hasta la pandemia en “Ha sido mágico”. Dentro de esa amalgama de temáticas ha dejado un espacio para la crítica política y social en el que es el único tema colaborativo del disco, “España en Glovo”. La letra de la canción casa a la perfección con el ideario de Nacho Vegas, pero Xebi, antiguo conocido de Nacho, quería hacerle salir de su propia zona de confort, de ahí que le haya incluido en el que el considera el tema más punk de todo el LP y en el que ambos congenian a la perfección.
Y aunque pueda parecer que se trata de un disco inconexo por esa falta de unión entre las temáticas de las pistas, es de nuevo esa sonoridad lo que aúna todo. El compacto, pero delicado, tono psicodélico que acompaña a todas sus creaciones hace que el viaje sea mucho más natural y transitorio de lo que a priori parece por esa multitud de temáticas. Una gran parte de la culpa de esto la tiene su productor, al cual Xebi admira y todavía no se cree poder haber trabajado con él, se trata de Youth, productor inglés que ha trabajado con grandes artistas como Paul McCartney.
Además de todo ello, el trabajo se encuentra situado en esa dualidad de sentidos a la cual el cantante nombra como “su propio ADN”. Esta dualidad va desde el título y la portada, hasta los propios mensajes de las canciones, y es que en su música todo hay que revisarlo dos veces antes de poder comprender del todo su significado. El artista ha planteado un trabajo al que hay que darle un par de vueltas antes de poder sacar una conclusión sobre él, ya que está repleto de capas que esconden mensajes de todo tipo. Por tanto, denle al play, relájense y estén atentos, porque nada es lo que parece.
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