Xavibo y Elhombreviento se han unido en un trabajo que respira verdad. Partiendo del rap han conseguido llegar a otros géneros. Sin salirse de los límites que caracterizan a Xavibo, el álbum une los referentes de uno y otro, sin encasillarse en un único sonido. Este podría ser perfectamente el diario de Xavi, que se inicia con una conversación acerca de los sueños y sobre qué quiere conseguir en la vida. Aunque no se corta y nos cuenta todos sus problemas, desde los más comunes como el desamor hasta la ansiedad, algo que no le importa asumir y sacar al exterior en “Mal de amores”. Ahora bien, aunque haya mensajes crudos a lo largo del álbum, también se mantiene un punto positivo que se confirma en la penúltima pista, “Estamos bien”. Eso por lo que respecta a sus letras, en cuanto a lo musical, el disco viaja de composiciones más puras de rap como “Badtrip” o “Aceleras”, hasta piezas más cercanas al pop, sobre todo en las que colabora con su inseparable Marc Seguí (“¿Te acuerdas?”, “Agoraphobia”). De hecho, aunque el resto de colaboraciones (Babi, Lionware y JdeSophie) empastan a la perfección con la voz de Xavibo, no llegan al nivel de los temas con Seguí.
En cuanto a la producción, la mano de Jere tiene mucho peso en canciones como “Los amantes” o “Sentirse especiales”, piezas en los que la base no es tan rápida, acercándose más a sonidos lo-fi alejados del rapeo más puro.
Lo que es evidente es que Xavibo es un artista diferente, un vocalista que se mueve bien rapeando, pero cuya especialidad sigue siendo esa poesía en la que empezó. Esto, unido a la producción de Elhombreviento, hace de “El viaje de trece” un disco que va más allá de las etiquetas más evidentes. Quizás sea resultado de las distintas experiencias que se acomodan entre los quince años de diferencia que se llevan productor e intérprete y que empiezan en la Mallorca natal de Xavi, para acabar justo ahí, en la playa en la que empezó todo.
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