El único problema existente con bandas como Black Veil Brides es saber hasta qué punto te los crees o no te los crees. Con un imagen entre canalla, moderna y de película futurista adaptada a los nuevos tiempos, Black Veil Brides se sitúan entre el hard rock, el rock de estadios y el punk para adolescentes, esta vez además con la excusa de tratarse de un disco conceptual. Ahora bien, hay que reconocer que Black Veil Brides son listos y venden muy bien su producto, dejando muy claro a qué público se dirigen y que su filosofía (más allá de las diferencias entre su sonido) tiene tanto que ver con grupos como Rasmus o HIM como con el emo americano de bandas como My Chemical Romance. Canciones como “We Don’t Belong” o ese single de relumbrón que es “In The End” son buenos reclamos para captar a su audiencia. Ahora habrá que verles en concierto y descubrir allí sus virtudes y defectos.
Pero esto qué hace aquí!?