No esperen encontrarse con un drástico giro o una llamativa sorpresa. El líder de Travis, agotado de la banda que le dio a conocer hace trece años, prueba suerte en solitario con un disco que podría considerarse en cierto modo el séptimo trabajo de los escoceses. Si tenemos en cuenta que su banda se ahogaba en la idéntica fórmula de siempre (y más tras el fallido y soporífero “Ode To J. Smith”), Healy para la ocasión, al menos, se acerca moderadamente a la gloriosa era de “The Man Who” y “The Invisible Band” con este disco que sus fans más acérrimos aplaudirán hasta que las palmas de las manos les sangren a borbotones. Aunque el plato lo hemos masticado hasta la saciedad (“Holiday” es un claro ejemplo), temas como “In The Morning”, “Fly On The Pointment” o “Shadow Boxing” (aquí se hace imposible no pensar, aunque sólo sea una milésima de segundo, en Thom Yorke) deben considerarse algunas de las mejores piezas que Healy ha compuesto en mucho tiempo. Paul McCartney tocando el bajo y sin abrir la boca en “As It Comes” consigue eclipsar la contribución vocal de Neko Case en “Sing Me To Sleep”. Ya se sabe que los perros viejos siempre acaparan los focos ególatras. Pero aún retroalimentando sus señas de identidad, Healy vuelve a demostrarnos que sus dotes compositivas siguen floreciendo con el tiempo.
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