Adam Bainbridge es un tipo especial. Tiene duende, tiene talento, tiene imagen y tiene una personalidad tan enigmática como su propia música. No es un tipo como los demás, es uno particular y con talento. Porque es escuchar “World, You Need A Change Of Mind” y darle la razón en esto del título. Pillemos a todos aquellos listos que continúan desmereciendo lo que fueron los ochenta, de los que seguramente no entendieron de la misa la mitad. Déjales señor, porque no saben de lo que hablan. Bainbridge, en cambio, sí sabe la magia que se escondía en aquellos sonidos, en aquellas producciones de riqueza –como está demostrando el paso del tiempo- inabarcable. Por eso, aunque Philippe Zdar produzca el disco, Bainbridge ha caído aquí por casualidad, como si de popular recién nacido enviado desde Krypton se tratase. Su espíritu, su música, sus arreglos beben de unos ciertos ochenta. Por eso convierte “Swingin Party” de The Replacements en un pieza que encajaría a la perfección en la discografía de Arthur Russell –sin duda el mejor referente que podamos usar para describir su material-, echando mano de su preciosa melodía y haciéndola crecer y crecer a base de percusiones y detalles sutiles, pero de una clase indudable. Por eso se atreve a reivindicar un tema tan ñoño como “Anyone Can Fall In Love” e interpretarlo con respeto y adoración. Y eso no es todo. Bainbridge no dudará en añadir solos de guitarra que podrían haberse grabado en 1987 (el solo de “Gee Wiz”), en doblar y triplicar voces con inusual acierto (algo muy Russell, por cierto, en la bailable “Gee Up”), en firmar esa orgía de ritmo y funk ochentas “That’s Alright” que haría las delicias de Nile Edwards, Bobby Brown, Prince, Bell Biv DeVoe y de una legión de breakdancers desbocados o en soltarse con un bajo entre Chic y Level 42 en “Doigsong”. Y podría continuar, pero discúlpenme, cada minuto que pierda con ustedes es un minuto menos de disfrutar del fantástico y arrebatador estribillo de “House”. Estos meses escucharán ustedes muchos discos que rinden pleitesía a los ochenta, pero tengan claro que muy pocos lo harán con la clase, el desprejuicio y la distinción de “World, You Need A Change Of Mind”.
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